Jorge Abelardo Ramos alerta sobre las ideologías importadas. Zarpan frescas desde los puertos del Viejo Mundo, pero por la tardanza del viaje y los cambios de temperatura llegan añejas -podridas o pasmadas- a las dársenas del Nuevo. Nuestros agentes aduaneros -añadía- lejos de decomisarlas les dan luz verde porque, como son reflejo de una sociedad culturalmente semicolonial, lo que viene de Ultramar es per sé beneficioso, bello e infalible. Así -lo explica su discípulo- Marcelo Gullo respecto al liberalismo económico. Se calca en su fase "estatofóbica". El autor de "La insubordinación fundante" -de modo documentado- explica que esa ideología de la burguesía se apoya inicialmente en el Estado para desencadenar el industrialismo. Así empuja la edificación del Estado nacional y con ello tritura la feudalidad expandiendo el mercado. Las aduanas interiores son abolidas y garantizada la libre circulación de bienes, capitales y personas.
Gullo es Dr. en Politología de la U Nacional de Rosario, catedrático visitante de UU peruanas, graduado en Ginebra y Madrid, Titular Honorario del CEDECH... El año pasado expone vigorosa tesis en simposio sobre Malvina patrocinado por la U Nacional de Lanus. Su obra reseñada con 200 páginas es un valioso alegato en torno al compromiso que asiste al Estado en la empresa de impulsar el desarrollo económico. Tal misión la examina en la experiencia británica, norteamericana, alemana, japonesa y china. su mensaje es nítido: estamos en la Periferia y desde el Centro nos inducen a practicar un liberalismo que no está en el gérmen de las macropotencias. Con ello se sella el rezago y se abandonan los planes industrialistas que, necesariamente, requieren el concurso del Estado. Esto es concordante con las aproximaciones de Haya de la Torre a un capitalismo de Estado que también hoy propone Andrés Soliz Rada.