Siempre -desde la rebelión pingüina- lo central es la gratuidad. La educación no debía constituir negocio. Ahora nadie la menciona. El énfasis está en el copago, el lucro y poner fin a la selección. Esto último convertirá en liceos comunes y corrientes a los planteles emblemáticos. Seleccionar sería discriminar. No obstante, se selecciona en el deporte, en las Escuelas Matrices de las FFAA, en las UU. Acabamos de someter a más de 200 mil exlumnos de Media a la PSU. Entonces ¿por qué esa furia contra los exámenes de ingreso a establecimientos como el "Carmela Carvajal" o el Instituto Nacional?
Es inevitable la selección si los postulantes superan a las vacantes. El cedazo se aplica no por apellido, fortuna o barrio, sino por preparación académica. Tal colador explica la calidad del alumnado. Se plasma así la "meritocracia" que da opciones a quienes no son miembros de la oligarquía. Sería cómico una tómbola en que, por azar, se adjudiquen las matrículas. "Expertos" formulan la teoría de los pares: la amalgama de alumnos sobresalientes con otros "vulnerables" estimula a éstos a superarse. La experiencia, estimada "madre de la ciencia", indica lo contrario.