lunes, 23 de octubre de 2017

INMIGRACION PERUANA Y CONFEDERACION

Los trastornos internos de Perú y luego la fundación de la Confederación Perú-Boliviana originan la migración de actores políticos y militares de aquel país a Chile. En Ecuador no hay ambiente para asilarse, pues el Presidente Rocafuerte simpatiza con el Protector. Lo anotado implica que, por turno, se estacionan en Valparaiso y Santiago disfrutando de la hospitalidad mapochina -entre otros. connotados salaverrinos y gamarristas… Viven en permanente entredicho y aólo el choque armado de Chile contra la Confederación Perú-Boliviana genera frágil armonía.

 El Presidente José Joaquín Prieto y su archiministro Diego Portales los acogen con entusiasmo. “Bajo cuerda” reciben subsidios y se les financian periodicos y folletos con proclamas. Ya estallada la guerra son premunidos de uniformes, vituallas y pertrechos. Lo importante para estos grupos opositores  que optan por el asilo es deponer al mariscal de Zepita que se ha proclamado Protector. El Ejército Unido de Restauración estará integrado principalmente por chilenos y no más de un regimiento de peruanos. Ello tanto en la fracasada expedición de Manuel Blanco Encalada como en la victoriosa capitaneada por Manuel Bulnes.

Los asilados argumentan que la integración de "los Perues" supone la demolición de la soberanía peruana que quedaría en la condición de colonia.  La Paz –en términos actuales- impulsaría un sui generis imperialismo. El asunto –alegan-  involucra al Continente y, en especial a Chile. Este discurso se advierte en los periódicos publicados en Santiago. Favoreciendo una política chilena de intervención coinciden con la doctrina portaliana. Los blancos de Lima piden auxilio a los blancos chilenos ante la avalancha aborigen que encabeza Santa Cruz. Este odio se tiñe de racismo.

Expresa la opinión xenófoba el semanario El Intérprete. Lo manejan los salaverrino Felipe Pardo y Aliaga, Mariano Ignacio Vivanco y Andrés Martínez. Desde allí se ridiculiza al líder confederativo. Su ancestro aimará motiva burla. Se lo describe como “cholo bárbaro y hediondo”, un "indio que sojuzga al país de los Incas". Pardo difunde irónicos versos   Ese racismo es endeble porque al menos Castilla y Gamarra -representantes militares de la oposición a Santa Cruz son tan mestizos como el Protector.

La emigración peruana se sacude con la noticia de la expedición de Ramón Freire a Chiloé cuya meta es deponer a Prieto y poner fin al régimen pelucón-estanquero que nace con Lircay. Con esto El Interprete activa su campaña, en concordancia con Portales, contraria a la Confederación, Esta pone -argumenta- en peligro la seguridad de Chile y se reitera la urgencia de independizar Perú de la usurpación crucista. Se regresaba así al Estado de Derecho con una república que garantiza las libertades públicas.

La emigración peruana, además de El Interprete, dispondrá de La Aurora. En este nuevo medio escriben los mapochinios Diego Benavente y y Manuel Gandarillas. Luego el gamarrismo funda, por intermedio de Juan Antonio Bujandas, el periódíco "La bandera bicolor". Su línea es pedir un frente único contra Santa Cruz olvidando viejas rencillas. Manifestaba que los colores del pabellón invitan  a la unidad. Insiste este nuevo órgano de prensa que los asilados deben escoger entre la fragmentación o el crucismo. Para los balcanizadores es optar entre la esclavitud y la ciudadanía, entre la tiranía y la república, entre la opresión y la libertad.

La emigración peruana en Chile es heterogénea. Refleja nítidamente la desmembrada sociedad peruana, Sus ambiciones de poder y rencores se mantuvieron en el exilio e incluso complicaron las operaciones para generar el regreso. Sin embargo, a pesar de su diversidad de intereses, coincidieron en el lenguaje y los conceptos que legitimaban la intervención chilena que culmina en Yungay. Restaura la soberanía del Perú así se abren las puerta para la Guerra del Pacífico acaeida 40 años después. 

sábado, 21 de octubre de 2017

AGRESIONES A DOCENTES

Nuestra sociedad compensó siempre la remuneración exigua, con alto prestigio. La función académica estuvo rodeada de respetabilidad. El bagaje científico y las competencias orales y gráficas del docente se justipreciaron. Son evaluados doctos en diversas áreas. Se les juzga ciudadanos honorables por su función. Ello explica que alcanzaran rangos de ediles, diputados y senadores. Es cierto que en la plantilla de titulares de la Presidencia de la República sólo un mandatario -Pedro Aguirre Cerda. es  Profesor de Castellano.

Ello se equipara con la presencia de, apenas, dos ingenieros y de dos médicos. La abrumadora mayoría son abogados. Ese reconocimiento al docente se trasmite de padres a hijos. El aula se visualizaba como la fragua de la chilenidad civilizada. Los paradigmas, sin duda, son el «normalista», es decir, el titulado como educador en la Escuela Normal, y el  Profesor de Estado -o «pedagogo»- graduado en el plantel fundado por Balmaceda y Letelier. Hoy la situación es otra -y muy agraviante- pese a la Reforma y sus millones, sus Montegrandes y Enlaces.

En virtud de factores como la municipalización y privatización este panorama tiende a evaporarse. Siempre existió el alumno caprichoso y rebelde así como la bulliciosa protesta estudiantil. No obstante, lo que hoy contempla perplejo el país, son las agresiones a los docentes. Son efectos del «destape» que regocija a los «progres» cuya meta es deslegitimar la disciplina escolar. Ello pasa por «el libre desarrollo de la personalidad del educando» o «la autodisciplina», «el fin de los enclaves autoritarios»... Se estigmatiza el «castigo» y se genera la imagen del «docente verdugo".

Ello, en circunstancia, que todo el proceso enseñanza-aprendizaje supone la dupla «premio-castigo». La permisividad ensancha su caudal y el desborde se manifiesta en recursos de amparo presentados por heridas y fracturas, golpes y tajos inferidas por sus discípulos, a veces, con el apoyo de familiares. Hace ya un siglo la estructura escolar había superado aquello de «la letra con sangre entra» que favorece el uso de la varilla en el aula.

Hoy -con 100 años de retardo- el equilibrio se altera y la máxima es «el alumno tiene siempre la razón». Las jerarquías se derrumban y la prensa -escrita y gráfica- se presta para el juego dando siempre tribuna a estudiantes supuestamente victimizados. Las agresiones fisicas a quienes consagran su vida al oficio de enseñar se han multiplicado y el silencio de los «expertos» del MINEDUC es elocuente.

No hablemos de las agresiones psicológicas.  Apenas se manifiesta folklóricamente: «la culpa no la tiene el chancho, sino quien le da el afrecho». La condición selvática del alumno -el síndrome de Michimalonco- se expresa y sin cortapisas pues la sancionalidad está colapsada. Los derechos no se equilibran con los deberes, el estudiar debe ser entretenido, la atención del educando personalizada y la escala de notas manipulada como chicle. En ese contexto los representantes de la cultura continuarán siendo peleles objeto de cobardes agresiones.

miércoles, 18 de octubre de 2017

UNIDAD Y SEPARATISMO

En el marco del Derecho Público Nacional está el concepto de"federación". El Nuevo Mundo es escenario -a fines del XVIII- del surgimiento de EEUU.  Ese país se organiza como tal. Luego se fundan México, Venezuela, Argentina y Brasil acorde al modelo norteamericano. No importa si son república o monarquía. A mediados del XIX los Estados sureños de la Unión alegan que el Estado es una "confederación". Acorde al Derecho Público Internacional, sostienen. pueden recuperar en plenitud la soberanía y escindirse de Wahingtón, DC . Entonces el Presidente Abraham Lincoln  los juzga piráticos y comienza un enfrentamiento interno conocido como Guerra de Secesión.

Secesión es segregación, es decir, afán separatista. Lo de la abolición de la esclavitud es asunto secundario. Lo importante es que luego de feroz enfrentamiento -5 años de guerra y medio millón de bajas- triunfa la fuerza centrípeta sobre la centrífuga y la atomización cae aniquilada. El asesinato de Lincoln es apenas el canto de cisne del separatismo así como es sólo folklore el KKK. La fórmula confederal, a título de excepción, sólo la usa el notable Andrés Santa Cruz. El experimento que impulsa lo destruye la guerra que preconiza  Diego Portales. El resto de las repúblicas opta por proclamarse "unitaria". La URSS -hoy fenecida- nace como  "confederación". Luego se proclama "federación" y Stalin la convierte en "unitaria".

Ahora España es víctima de un brote separatista. No es armado, sino se mantiene en una esfera pacífica. Los "catalanistas" que aborrecen la identidad hispánica anhelan romper con Madrid y conseguir la independencia. Eso de "independencia", de inmediato, cosecha simpatía en nuestra América cuya meditación sobre las consecuencias de 1810 es anulada por el vino tinto. Aparentemente está apagado el polvorín vasco y, por ahora, Euskadi  no exige independencia. Cataluña es la amenaza. La izquierda local le brinda respaldo con la misma irresponsabilidad que alienta los pujos emancipacionistas de la Araucanía. Hoy el indigenismo -preferimos  denominarlo "indolatría"- acentuaría nuestra desmembración. Experiencia que equivalente a la pulverización de Yugoeslavia.

Los mapuches -distribuidos entre Chile y Argentina- se estiman asimismos una minoría oprimida por un supuesto coloniaje de Santiago y Buenos Aires. Sostienen no sin razón que fueron puestos de rodillas -no por la Corona- sino por dos episodios de fines del XIX. Respectivamente, la "Pacificación" y la "Campaña del Desierto". De aquella época a hoy  esa etnia pierde amestiza y pierde en un 75% hasta el uso del dialecto autóctono. El poblamiento chileno es potente y el panmapuchismo lo sostiene una minoría. Esta se proclama "pueblo originario". Ello deja a 15 millones de criollos como "huincas" que significa extranjeros y ladrones. Desde la otra orilla, sostenemos, son originarios tanto ellos como nosotros. Imposible aceptar que el racismo antindígena  ahora sea antichileno.

Los ultra mapuches exigen la autonomía. Otros van más lejos y promueven la fundar una república -el Walmapu- que abarcaría de océano a océano segmentos de Chule y Argentina. Son protegidos por Europa. No por broma poseen oficinas en Bristol. Obtienen apoyo de la TV que los exalta. Se usa la indumentaria para presentar como "indio" lo que es mestizo. La escolaridad se asocia a este proceso porque enciende el culto a lo aborigen y devalua el aporte ibérico. La nueva legislación apunta a lo mismo por decreto, obedeciendo a la OIT, nacen nuevos pueblos aborígenes que sabemos ya han sido incorporados ala chilenidad via mestizaje. Tras ello está la promesa de suelo y dinero. Es momento de atajar el abuso que implica usar  la consigna de la "autodeterminación de  los pueblos" para continuar desintegrando nuestra América y  España. 

BOLIVARIANOS DE AYER Y DE AHORA

Existe la tendencia -de modo intermitente, pero sostenida-  a bregar por la complementariedad de nuestra América.         Antenor Orrego se refiere al "pueblo continente". Jorge Abelardo Ramos a la "nación latinoamericana". Como legatario de Manuel B. Ugarte alude también a la "Patria Grande". En los 30 el estandarte lo enarbola el I Haya de la Torre. Actualiza el tema Juan Domingo Perón al formular el proyecto ABC -alianza de Argentina, Brasil y Chile- . Durante el lapso verdeoliva de la revolución de Castro,      en la II Declaración de La Habana, se alude al "latinoamericanismo libertador". 

Por cierto es Hugo Chávez -desde la presidencia de Venezuela- quien asume el liderazgo del bolivarismo. Antes, sin mayor estrépito el PS de Chile, desde 1933, propone una Suramérica organizada en federación. En cada república de este "mundo ancho y ajeno" hay quienes quiebran lanzas por la meta.  José Vasconcelos en México, Salvador Mendieta en Centroamérica y en Chile Joaquin Edwards Bello y Felipe Herrera. Desde España esa causa recibe el respaldo de Salvador de Madariaga y Julián Marías. No pocos emacipadores adhieren a tal tesis. Antagonizan OHiggins y Portales en la raíz de la Guerra de Chile contra la Confederación Perú-Boliviana.

Los PPCC, aunque se acoplan -oportuna o tardíamente- a las revoluciones que conmueven a  Cuba, Venezuela o Nicaragua oscilan entre el "internacionalismo" o el "indigenismo". Empujados por Chávez aceptan con escaso entusiasmo la etiqueta de "bolivarianos". No se autorrotulan  "latinoamericanistas" y menos nacionalistas continentales. A falta de un amo externo -"el hermano mayor"- subsisten adscritos a La Habana y Caracas. Antes promueven con fervor la rusolatría.  Desde los 30  impulsan -más de palabra que de hecho- la autonomía de lo que hoy se denominan "pueblos originarios". 

Comunizantes y liberales desde siempre simpatizan con el separatismo vasco y catalán. Se activan durante la  Guerra Civil española adscritos a la causa republicana  (1936-1939). En cuanto a la interpretación de nuestra historia -devotos de la leyenda negra que tanto perjuicio ha hecho a nuestra identidad-- exaltan las colectividades autóctonas y menosprecian el aporte ibérico. Coinciden con los autores  de tratados y textos. Hoy  -obvio- apoyan el desmembramiento de la Península. Están -puño en alto- por la secesión de Cataluña.  El Presidente Maduro apoya la balcanización ibérica. Anula así el bolivarismo de Chávez. Es el divorcio entre teoría y praxis.