Es posible reconstruir puentes. Son necesarios. Sin embargo, en las inundaciones del Norte Grande -y en todo el país- son sustantivos los embalses. No necesariamente se requieren sean monumentales. También pueden tener categorías de intermedios y pequeños. Se sabe: dos tercios de nuestro suelo están castigados por la sequía. Por otro lado, el 78,5% de nuestra agua dulce se la traga el Pacífico. Eso ocurre con todos los cursos fluviales y lacustres.
Sin embargo, no se menciona la urgencia de retener el agua que es fruto de las precipitaciones altiplánicas. En regiones como Arica, Parinacota y Antofagasta es oro en polvo. No obstante, se dilapida. Entre los puentes y las represas se opta por los primeros. Son baratos y "sacan de apuro". Los tranques -se nos olvida- evitan las correntadas que destruyen caseríos y siembras y, al mimo tiempo, almacenan el agua para el uso doméstico y agrario.