Dorrego, Zudañez, Egaña... un argentino, un boliviano, un peruano. Los tres actúan en torno al 18 de septiembre de 1810. No ha lugar para la sorpresa, pues constituimos –con veintitantas patrias hispánicas- una familia nacional.
Manuel Dorrego es argentino. El Cabildo Abierto lo sorprende siendo estudiante de la Universidad de San Felipe. Será activista entusiasta. De regreso al terruño interviene en las guerras civiles que desgarran a la república del Plata.
Jaime Zudañez es boliviano. La Universidad de Chuquisaca –hoy Sucre- lo doctora en Derecho. Es el redactor del Catecismo Político Cristiano. Dicho texto confiere fundamento doctrinal al proceso emancipador.
Manuel Dorrego es argentino. El Cabildo Abierto lo sorprende siendo estudiante de la Universidad de San Felipe. Será activista entusiasta. De regreso al terruño interviene en las guerras civiles que desgarran a la república del Plata.
Jaime Zudañez es boliviano. La Universidad de Chuquisaca –hoy Sucre- lo doctora en Derecho. Es el redactor del Catecismo Político Cristiano. Dicho texto confiere fundamento doctrinal al proceso emancipador.
Juan Egaña es peruano. Funda nuestro Derecho Político. Presenta, en 1811, al Congreso Nacional el primer proyecto de Constitución. Redacta dos propuestas integradoras de Sudamérica y es autor de la Carta de 1823.
El protagonismo de cada uno acusa la presencia de nuestra América en la Historia de Chile y obliga a concebir el Cono Sur como nuestro horizonte inmediato. Sus biografías, cada “18” invita a superar la insularidad patriotera.
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