Me narra Santiago Benadava, experto en RREE, un curioso episodio cuya honda significación resaltaba. En una de las tantas jornadas de negociaciones derivadas de la mediación vaticana que evita la confrontación bélica chilenoargentina y, por último, pone punto final al pleito del Beagle el cardenal Samoré invita a ambas delegaciones a conocer la Biblioteca de la Santa Sede. Se detiene ante un armario donde se acumulan en perfecto orden infinitos volúmenes. Lucen vetustos empastes y, sin duda, eran infolios venerables. Toma uno e induce a leer el título: “Histórica relación de las guerras entre Calabria y Sicilia”. Era el primero de 12 volúmenes con detalles de la conflagración que ensangrentara el extremo meridional de la Península de los Apeninos al finalizar el siglo XVII cubriendo casi un decenio. Los funcionarios de Santiago y Buenos Aires se vieron obligados a sonreir. El prelado había dado –con sibilina estrategia- una pequeña lección bolivariana y sanmartiniana a ambas diplomacias y ... sin palabras.
domingo, 29 de noviembre de 2009
BEAGLE Y PAZ VATICANA
Me narra Santiago Benadava, experto en RREE, un curioso episodio cuya honda significación resaltaba. En una de las tantas jornadas de negociaciones derivadas de la mediación vaticana que evita la confrontación bélica chilenoargentina y, por último, pone punto final al pleito del Beagle el cardenal Samoré invita a ambas delegaciones a conocer la Biblioteca de la Santa Sede. Se detiene ante un armario donde se acumulan en perfecto orden infinitos volúmenes. Lucen vetustos empastes y, sin duda, eran infolios venerables. Toma uno e induce a leer el título: “Histórica relación de las guerras entre Calabria y Sicilia”. Era el primero de 12 volúmenes con detalles de la conflagración que ensangrentara el extremo meridional de la Península de los Apeninos al finalizar el siglo XVII cubriendo casi un decenio. Los funcionarios de Santiago y Buenos Aires se vieron obligados a sonreir. El prelado había dado –con sibilina estrategia- una pequeña lección bolivariana y sanmartiniana a ambas diplomacias y ... sin palabras.
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