Al Puerto endilgo mis pasos este domingo. Había nacido un niño. Algo increíble... ¡Una guagua! envuelta en la simbología de ser chilenoperuano. Padre chilenísimo. Madre peruana. Llego y allí está el pequeño puma. Con ese pigmento tan criollo y sus ojos azabaches. Es un imán que me lleva de la Capital a la orilla del Pacífico. Despierta, con su presencia, el instinto gregario de la manada. Genera alegría contemplarlo y tomarlo. Es una pequeña gran bandera que nos regala la sensación de continuidad del grupo. Desde este blog manifestamos ¡Arriba Joaquín Silva Rodríguez! ¡Nos retratamos en ti! ¡Eres de los nuestros!
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