El estado de catástrofe -al menos en su aspecto económico si así fuese jurídicamente dable- debe extenderse a la V Región y a la RM. Una y otra han sido víctimas de un sismo bautizado "terremoto hipócrita". Si bien se contuvo un inicial brote de saqueo, no es menos cierto que ahora somos víctimas del "pillaje elegante" de nuestros bolsillos. Se manifiesta en el encarecimiento artificial de los materiales de construcción. Así se perjudica el afán de los ciudadanos por reparar sus viviendas. Las atribuciones excepcionales de que dispone La Moneda debieran incluir el principio de "frontera abierta" con Argentina. Se propone que -sin cortapisas aduaneras, por 90 días- circulen camiones de uno y otro país trayendo cemento, vidrio, fierro, zinc, cerámica y otros productos relacionados con el rubro. Seamos creativos y ante el aprovechamiento doloso de la situación respondamos dando oportunidad al coraje de emprendedores en el contexto de la economía de mercado. Quienes especulan escudados en la ley de la oferta y la demanda operan con clientela cautiva y ese es un juego sucio que retarda la reconstrucción.
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