jueves, 15 de abril de 2010

MINGA EN SANTIAGO



El mingaco es trabajo comunitario típico de Chiloé. Ahora reflota en la Capital. Quizás aun sin el vigor que la circunstancia exige, pero ya está vigente. En un caserón del viejo barrio Carmen al llegar a Ñuble afloja la nobleza centenaria del adobe ante el terremoto del 27 de febrero. Se parten los muros. No hay póliza de seguro y sobra dignidad para mendigar. A horas del cataclismo se convoca a la familia, parientes y amigos. Aquellos que allí nacieron y otros que, bajo ese techo, disfrutaron de gratas veladas. Los nietos adolescentes, hijos y sobrinos aun mocetones carretillean fragmentos de adobes que están en las aceras esperando el camión municipal. Adentro están otros que les devuelven la condición de barro. Con tablas recogidas se arman cajas para recibirlo. Nacen así nuevos pivotes. Desde una escalera se pisonea aquello que devuelve sólidez a lo agrietado y tambaleante. De 5 habitaciones ya hay 3 refaccionadas. Apenas desaparezca la humedad de columnatas y parches vendrá la pintura a base de cal... Lo anotado no es receta infalible. Nada sabemos de "estructuras" de edificios ni de "mecánica de suelos". Como educadores, en el contexto de un clan laborioso, exaltamos los valores "familia" y "amistad". El tricolor en aquel hogar no es ornato, sino bandera de esfuerzo constructivo. Dan ganas de gritar ¡viva Chile! mientras felicitamos al dueño de casa por alcanzar jinetas de cacique a través del ejemplo.

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