Melodía y letra de "La Paloma" interpretada por Nana Maskouri son obra del españolísimo Sebastían Iradier. La compone en 1860 después de estadía en Cuba. De allí -hasta hoy- conserva vigor. Cosa curiosa, se convierte de hecho en el himno del Imperio fundado por Maximiliano en México. Hoy se identifica con el millón de exiliados cubanos. No es la primera pieza folklórica que se asocia con causas de naturaleza política. En la revolución agrarista mexicana "La Cucaracha" la cantan los villistas, los carrancistas "La Adelita" y "La Valentina" los zapatistas. En el Chile del año 20 el alessandrismo irrumpe con "El Cielito lindo". Hasta hoy "La marcha peronista" enardece a los discipulos veteranos y novatos del caudillo. Ya había ocurrido con "La Marsellesa" que, según comenta Stefan Zweig, enseña más republicanismo que todos los tomos de la Enciclopedia, que centenares de arengas de los diputados de la Convención y que miles de artículos del periodico "El amigo del pueblo" de Marat.
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