CEDECH advierte cómo la desinformación y la contrainformación del imperialismo empapan a personas y agrupaciones que se supone contestatarias al Nuevo Orden Mundial impuesto por el Pentágono. Se insiste en usar el término "terrorismo" para señalar cualquier "operación comando". La destrucción de terminal ferroviario en Madrid, la explosión en estación del Metro de Moscú, la demolición de las Torres Gemelas, el ataque suicida a una academia militar en Karachi son acciones de tipo militar.
Se producen en el contexto de una guerra y cualquier confrontación armada no se sujeta a normas éticas y escapa a la doctrina de los DDHH. Por ese motivo somos pacifistas, pero enfrentados a un choque bélico -infortunadamente- "el fin justifica los medios". Eso se verifica en la II Guerra Mundial, en los conflictos de Vietnam o de Argelia. En anterior nota se menciona las acciones partisanas de los españoles contra la tropa napoleónica o el intento de los nacionalistas de Puerto Rico encabezados por Lolita Lebrón para ultimar a Trumán en Washington.
Irak, Afganistán, Irán, Libia,... son Estados ocupados o amenazados por la OTAN y, particularmente, por Washington. Ello sin olvidar que Moscú desde la época de los Zares - pasando por el Soviet- ejerce despiadado colonialismo interno y que su última víctima son las etnias del Cáucaso. El Islam es un aglutinante que permite -con mayor o menor energía- coordinar la defensa de esos pueblos agredidos. Recurren a atrevidas operaciones comando que, por error, denominan "actos terroristas". Guerrilleros que en suelo enemigo actúan -obvio camuflados- son comandos y no delincuentes.
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