miércoles, 7 de diciembre de 2011

EL INSTITUTO "DORREGO" Y EL INTERNACIONALISMO

¡Exito se anhela para el Instituto "Manuel Dorrego" de Revisionismo Histórico! Uno de los temas a analizar son los enfoques y comportamientos de nuestros marxistas. Obvio, me refiero a los oficiales y no a los iconoclastas. Jamás captan que Iberoamérica es una nación, transitoriamente, fragmentada en Estados. Ellos continúan -como si vivieran en la Europa decimonónica- autodesignándose "internacionalistas". El mismo Guevara alude a su destacamento como integrado por "combatientes internacionalistas". Ello sería válido en el Congo, pero no en Bolivia. Se percata que el nombre del país y hasta su capital exhiben nombres venezolanos, pero dogmáticamente continúa en eso del "internacionalismo". El mismo Regis Debray -entonces gurú del marxismo-leninismo- concibe "nuestro mundo ancho y ajeno" sólo como un territorio.




En la otra punta, esos marxistas, son patrioteros. Manejo la hipótesis que tal conducta se explica por el afán de retener sufragios, por rutina o franca ignorancia. Están con la Patria chica. En Chile, por ejemplo, jamás impulsan una revisión de episodios como las Guerras contra Perú y Bolivia (1835-1839 y 1879-1883). Peor que eso ante tiranteces con Lima y La Paz acuden a La Moneda a cerrar fila contra las repúblicas vecinas. En Panamá Ricaurte Soler -otro legatario de Marx y Lenin- en sus textos se refiere a "la nación panameña". Todos sabemos que es segmento de una provincia colombiana secesionada por influjo de Washington. En Perú los marxistas son antiecuatorianos y en Ecuador antiperuanos. En todo el Cono Sur son rabiosamente antiperonistas.




Los nacionales -sean o no socialistas- sólo se validarán si conciben nuestra América como una nacionalidad invertebrada. En el XIX Bolívar, Santa Cruz, Morazán y Justo Rufino Barrios fracasan en los intentos de reintegrar ese cuerpo orgánico que cubre de Tierra del Fuego a la Baja California. En el XX los temores de Vargas y las vacilaciones de Ibáñez frustran el ABC de Perón. En lo doctrinario es precursor Manuel B. Ugarte. Lo continúan Haya de la Torre y Jorge A. Ramos. En imposible no mencionar, a ese triple magisterio, en Chile, a Joaquín Edwards Bello y a Felipe Herrera. Esclarecedora faena -sin manifestarlo- asume el Instituto que acaba de fundar la Presidenta Cristina Fernández. Aquí apenas se bosqueja un tema de los varios que debe abordar.

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