viernes, 13 de abril de 2012

CONTROVERSIAS EN BUENOS AIRES

En reciente evento en torno a Malvinas -patrocinado por la Cámara de Diputados –dialogo con venezolano que se proclama “muy chavista” (sic). Le hago presente la urgencia de liberar las Antillas holandesas. Me manifiesta que son de soberanía de Holanda. Retruco que, con ese criterio, los archipiélagos australes debieran continuar en las fauces del Reino Unido.

En el enfoque de este colega Malvinas, Georgias y Sándwich no se equiparan con Aruba, Bonaire y Curazao. Ello porque antes de la Independencia ya estaban establecidos los tres enclaves hoy de explotación petrolera y turística. Dicho de otro modo, según se deduce, Venezuela es Venezuela sólo desde la emancipación.

Chocamos también en lo atingente a la República Saharaui. Opino, “es una minoría marroquí que, digitada desde el exterior, genera brote balcanizador”. Replica “los saharauis no son marroquies. Poseen su propia identidad” Añade: “acatar a Mahomed VI, para ellos sería tan inaceptable como si, en Chile, el Presidente fuese argentino”. Respondo: “se equivoca, O´Higgins ofrece la jefatura del Estado a San Martín“.

Comento que matices no autorizan constituir una nación y que la arábiga dispone de fundamento racial y cultural. Reafirmo, “de Irak a Mauritania son árabes y los saharhuies, una esquirla de ese conglomerado”. Añado “los saharauis –en lo inmediato- son marroquíes, en lo comarcal, magrebies y nacionalmente árabes”. Me argumenta “la República Saharauí es de izquierda y combate al Sultán porque es sanguinario”.

Agrego: “ser de izquierda no legitima fragmentar una nacionalidad y menos agudizar su atomización”. El negocio de los imperios –arguyo- es dividir. No escucha mi tesis. Opto por el silencio para clausurar el pequeño debate.Reflexiono: la clave es concebir Iberoamérica una nación desarticulada o quedarnos con la concepto, según la cual los 23 Estados son 23 naciones.


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