No es sólo un modesto tipógrafo. Es eso, pero mucho más. Pertenece a la constelación de contestatarios del Centenario. Aquella legión pluriclasista de talentos jóvenes que se atreven -en medio de fanfarrias de cuartel, banquetes oligárquicos y ramadas con cuequeo y borrachera- a manifestar que el balance de 1810 a 1910 es negativo. En lo sustantivo enjuician la penetración imperialista, la abismante desigualdad social, el eurocentrismo y el subdesarrollo. Se marginan de los festejos y asumen un postura critica. Equivalentes a estos "aguafiestas" hay en toda nuestra América, pero el desmembramiento de la Patria Común es -hasta hoy- tan hondo que sólo a título de excepción se conectan.
Luis Emilio es uno de ellos. Lo acompañan "jaibones" disidentes de su casta: Guillermo Subercaseaux y Francisco Antonio Encina. Obvio, mesócratas como Alejandro Venegas, Nicolás Palacios, Tancredo Pinochet Le Brun, Luis Galdames. . . Deriva al periodismo y es el fundador de innumerables diarios de naturaleza sindical. Viaja al Río de la Plata e interviene en los PPSS de Argentina y Uruguay. Conocerá -por cierto a Juan B. Justo- y , aunque no promueve al estilo de Ugarte la unidad del "pueblo-continente", se empeña en educar a la clase proletaria en el pacifismo antichauvinista. Suya es la frase: "Si quiero que respeten a mi patria, debo respetar a las patrias vecinas". Antes que Lenín denuncia en 1914 el carácter interimperialista de la I Guerra Mundial.
Recabarren impulsa en Iquique -corazón de la comarca salitrera- la refundación de la Federación Obrera de Chile FOCH que se extiende hasta Punta Arenas y funda el pionero diario "El Despertar de los Trabajadores". No sólo lo anotado, en 1912 instituye el Partido Obrero Socialista POS que es un desgajamiento del Partido Democráta. Asume como ideología las teorías de Marx . El derrumbe del Imperio de los Zares y la instauración de una república sindicalista y no de Partido Unico -porque "soviet" significa sindicato- lo entusiasma. Efectúa gira en 1921 a ese país. Al regresar dicta conferencias y publica el opúsculo "Rusia obrera y campesina" ilustrado con retratos de Lenín y de Trotski.
En 1918 Lenín es objeto de un atentado. No se recupera de los disparos. Comienza a languidecer. Fallecerá el 21.01.1924 cuando ya sus facultades físicas e intelectivas están reducidas y recluido en un sanatorio. El declinar del vigor del líder ruso y su deceso implicarán que Stalín y su entourage arrinconen a quienes pudieran disputarle la jefatura. El 22 de enero de 1922, en Rancagua, Recabarren funda el PC. La mayoría de la asamblea suscribe las 21 condiciones que son requisito para incorporarse a la III Internacional. Se ignoraba, que a esa altura, ya se iniciaba el predominio de Stalin. Implica -entre otras consecuencias- que esa entidad mundial concebida como mancomunidad igualitaria de los PPCC se convierta en apéndice de Moscú.
No se hace esperar el influjo del Kremlín. Primero se alude a la "bolchevización" de los recién constituidos PPCC. Eso se entenderá como el fin del sistema de asambleas y la imposición de una estructura verticalista, monolítica y compartimentada. A poco -sabemos- la "bolchevización" se convierte en "rusificación". El viejo eurocentrismo va a poseer ahora una variante que abarca a otros sectores de la sociedad. La sovietolatría ciñe al PC a la diplomacia rusa. Los comunistas chilenos se "sovietizan". Los "militontos" bautizan a sus retoños con nombres propios del país de las estepas mientras se alaba aquel mundo como un paraíso de los oprimidos. Los miembros de la cúpula se convierten en empleados externos de aquella megapotencia derrumbada en 1990.
Aquella "bolchevización" cuyos rasgos se enumeraron -con los pretextos del centralismo "democrático" y a la disciplina interna- convierten al PC en un cuartel e iglesia con jefatura vitalicia y acatamiento absoluto a la "infalible" dirección y, de rebote, a Moscú. Los "bolchevizantes" que arriban del exterior liquidan a los "patriarcas", es decir, a los fundadores. En Perú cae en desgracia José Carlos Mariátegui y José Penelón en Argentina. Ello para citar dos casos emblemáticos. Se les juzgan un obstáculo porque. enraizados en sus países, no aceptarían someterse a instrucciones foráneas. La renovación de "cuadros" les permite cosechar mansedumbre segura y así entonces los aparachtik disponen de marionetas. La excepción -a otro nivel- es Tito tres decenios después.
Recabarren no escapa aquella purga. Primero lo opacan, luego lo marginan y -sin negar otros factores- se suicida el 19 de diciembre de 1924 justo casi un año después del deceso de Lenín que es el 21 de enero. Se habla de asesinato. Los jefes del PC son los primeros en sostener la tesis de la autoeliminación. La documentación entera del doloroso hecho se deposita en la oficina del jurista Carlos Contreras Labarca. Es uno de los nuevos faraónes del PC. Sin duda en sospechosas manos quedan esos papeles. Enjugadas las lágrimas -quizás algunas "de cocodrilo"- se inicia al interior del comunismo local furiosa campaña contra el "recabarrenismo" juzgado una lepra socialdemócrata. Ser "recabarrenista" o "recabarreniento" es letrero infamante como después "troskista" o "reinosista".
La honda chilenidad de Luis Emilio Recabarren impulsa a evocarlo. Es necesario privar de piso a la tienda de Teillier. Gutiérrez y Carmona que es la misma que usaran, en su beneficio, Corvalan. Teitelboim y Gladys Marín. Están festejando -hasta con gratuidad del Estadio Nacional- un centenario "más falso que Judas" porque solo enteran 90. 90 que no son una hoja límpida como han dicho los stalinianos actuales. Quienes hemos estudiado su trayectoria damos fe que jamás han pensado con cabeza criolla, sino forastera y -quizás por lo mismo- el camino que transitan es ajeno a la senda del intachable autor de "Ricos y pobres a un siglo de la Independencia" que merece el monumento que luce en el Parque Almagro.
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