Es cierto, conmueve al país. Sin embargo, no es menos efectivo que los líderes no profundizan el análisis respecto a la enseñanza. Se quedan en la consigna. Por ejemplo, "¡No al lucro!" cuyo complemento es el retorno a la gratuidad. Se alude en otro slogan "¡Educación con calidad!" En esa esfera ya la demanda es menos explicable. No hay como definirla. Otra exigencia es la "equidad" ¿En qué consiste? No se escuchan explicación consistente. Sin embargo, nada se manifiesta respecto a asuntos concretos, por ejemplo, la carencia -en liceos y ciertas Facultades- de bibliotecas y laboratorios. No se registran opiniones respecto a los "profesores taxis" cuya maratón de clases expositivas en varias Universidades compromete la solvencia científica de la materia. Menos hay una crítica a la ausencia de la carrera académica. Hoy se es catedrático titular -de la noche a la mañana- sin pasos previos y a veces con títulos falsificados.
En el ayer reciente culmina una serie de "marchas" y "tomas" con dos conquistas: PSU gratuita y "pase escolar". Son frutos menguados de aquella comisión de casi 100 personas que reuniera, bajo la batuta de la Presidente Bachelet, a la Concertación y la Alianza. Los líderes -ayer como ahora- se proclaman ajenos a los partidos y después son postulados por éstos a concejalías y a diputaciones. Pienso ¿habrán usado al alumnado como trampolín? Se les convoca a esclarecer que cierta "equidad" implica "abaratar los estudios". ¿Captarán que la excesiva cobertura erosiona la "calidad"? Tales tópicos no merecen comentarios, pero se se desbordan opinando, por ejemplo, sobre "etnias originarias" o "reforma tributaria". Tienen derecho a incursionar en tales temas, pero lo académico es prioritario. Los nuevos dirigentes deben evaluar lo anotado.
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