viernes, 15 de marzo de 2013

BORGES Y FRATRICIDIO


1978... al rojo vivo el litigio del Beagle. El odio y el resentimiento nutren la patrioterìa en Buenos Aires y en Santiago. Dos pueblos con 5 mil kilómetros de frontera, ancestro comùn y recursos complementarios estàn al borde de un choque armado. Allà y aquí lo anhelan grupos con vocaciòn de suicidio. Otros lo esperan oscilantes entre la apatìa y la impotencia. No son pocos quienes lo rechazan, pero callan por càlculo o miedo. En Lima y en La Paz, mientras tanto, cìrculos revanchistas tienen ya el dedo en el gatillo. Una catàstrofe colosal està a punto de desencadenarse.

En tal contexto -¡como no recordarlo!- una voz argentina y, por ende, sanmartiniana, se yergue. Es denunciatoria del belicismo e invita a la concordia. La pronuncia un ciego cuyo vigor óptico supera al de millones de videntes. Me refiero a Jorge Luis Borges. Se podrá discrepar de sus extravagancias eurocèntricas, pero imposible no elogiar aquella actitud contestataria en momento que gobiernan piròmanos. El autor de "El Aleph", como genuino intelectual es persona y no rebaño. Contribuye a evitar un baño de sangre e indica la senda de armonìa por la que siempre debemos transitar argentinos y chilenos.

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