Antaño se expresa Fiesta de la Raza. No faltaba quien preguntara ¿Cuál raza? Había que explicarle que era la nuestra. Esa que comienza a plasmarse con la hazaña de Isabel y Colón en 1492. La conmemoración la repudian indígenas e "indigenistas" . Sin embargo, en toda nuestra América los que se autodenominan "pueblos originarios" no pasan del 5% y de ese contingente apenas el 25% habla su dialecto. Lo predominante de Patagonia a México es la condición mestiza de los tres componentes fundantes: ibérico, amerindio y afronegro. Sin embargo, no hay un festejos equivalentes al "18". Peor aun, se intenta suprimirla.
EEUU da trascedencia al Día de Acción de Gracia -comienzo del poblamiento británico- más que al 4 de julio -Día de Independencia-. Ello quizás explique la sólida personalidad del Coloso del Norte.Pese a sus millones de inmigrantes consolida su perfil, No reniega de sus semillas, sino las exalta. Esto no es un detalle de calendario, sino un dato duro que, contrario sensu, podría explicar nuestro naufragio identitario. Se expresa en autodenigración, es decir, en un complejo de inferioridad y desconocimiento -o desprecio- por nuestras raíces. Ello reafirma el error de creernos nacidos en 1810 desconociendo -o abominando- de los tres siglos que lo anteceden.
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