viernes, 20 de diciembre de 2013

ARMAMENTOSIS

No es epidemia sólo chilensis, sino iberoamericana. Veintitantas repúblicas con problemas propios del subdesarrollo despilfarran sus recursos en sofisticados artefactos bélicos, por lo mismo, infinitamente caros. Muy pronto se convierten en chatarra. Entremedio hay cuantiosas comisiones secretas. Dudas: estudien el caso Mirages, el caso Fragatas, el caso Leopard. 

Ahora Dilma Rouseff -mandataria de Brasil y centroizquierdista- acaba de cerrar negocio con Suecia para adquirir 36 cazas Gripen. El premier de ese país escandinavo se congratula porque "es una excelente noticia para nuestra economía".  Se lamenta el Presidente Hollande porque no logra vender Francia su modelo Rafale y  EEUU los F-18. Compiten las fábricas del I Mundo en abastecer de instrumentos de guerra a nuestra América. 

El  "chiste" implica a Brasilia US$4.500 millones. Eso en un país que es una caldera de miseria y descontento. Resulta increíble que la "armamentosis" jamás -al menos en Chile- motive una protesta sindical o estudiantil. Hay un silencio cómplice que abarca todo el espectro sociopolítico. Incluso la FEUC calla ante el rango de director de un Instituto que, en esa Casa de Estudio, ostenta el general Cheyre.   

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