“Cuando el ejército chileno marchaba hacia el enemigo y las bandas ponían en juego sus instrumentos, los capellanes bendijeron a la tropa. Esta se hincó y entonces el sacerdote Ruperto Marchant Pereira alzando las manos expresa:
´Hermanos: antes de morir por la Patria, elevad el corazón a Dios`(1).
Así describe el historiador Gonzalo Bulnes uno de los momentos previos a la batalla de Tacna o del Campo de la Alianza, donde perecen o son heridos, el 26 de mayo de 1880, varios miles de soldados chilenos, peruanos y bolivianos.
La foto que observamos muestra una parte de los restos de los que allí cayeron defendiendo, con la bendición de la Iglesia, a sus respectivas patrias.
¿Sus patrias? ¿Qué patria defendían los quechuas, aymarás, cholos, “rotos” y “huasos” enrolados en los ejércitos beligerantes? ¿La de sus amos latifundistas y mineros o la de sus comunidades ancestrales? ¿La de los caudillos uniformados que manejaban el servicio militar o la “patria” como expresión del amor al terruño?
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Nota publicada en el periodico digital "Piensa Chile".
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