martes, 1 de abril de 2014

EL CID: 1094

Rodrigo Díaz de Vivar fracasa en política. Adhiere a Sancho II contra Alfonso VI. Triunda el alfonsinismo y "con 12 de los suyos", según anota Manuel Machado, marcha al exilio. Se incorpora entonces, como guerrillero, a la Reconquista. En tal conflagración que cubre ocho siglos -de Covadonga a Granada- chocan la España cristiana y la España musulmana. Un protagonista de  la plurisecular reyerta es el Cid quien -el 1094- asedia y  captura el reino moro de Valencia.

La desventura, aventura y ventura del caudillo motivan versos de los juglares. Esos personajes -tan ajenos a la estructura social de la época- plasman el Poema del Cid. Las estrofas retratan la Edad Media peninsular y permiten prehender los valores propios de la hispanidad, Quienes entonces cultivan "el canto a lo humano" difunden de caserío en caserío, la "vida y milagros" del Campeador. Les corresponde el mérito de transformar el castellano, de dialecto en idioma.

La toma de Valencia, hace 900 años, (*) invita a evocar al héroe de Castilla. Se le siente en directa vinculación con los capitanes de la Conquista del Nuevo Mundo. La dicha conmemoración, a su vez, es estimulo para homenajear a los anónimos bardos que confieren presencia inicial a la lengua de Cervantes y de Gabriela cuya prestancia hoy nos enorgullece e invita a releer "Castilla" del poeta que, en verso, narra el destierro del personaje.

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(*) Texto publicado en 1994                                                      

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