Viajo a Buenos Aires y soy ubicado al lado de otro chileno. Me informa que su esposa y retoños son trasandinos. Huyendo de la represión de 1973, cruza a pie por Los Libertadores. Los funcionarios aduaneros del "otro lado" le brindan facilidades. Según escucha, por expresas recomendaciones de Perón.
"Sueño -me confidencia- que ambos países se unan. Seríamos potencia por los recursos y por la condición bioceánica. Al nuevo país -agrega- yo lo bautizaría Chile"... Quedo en silencio. Reflexiono sobre su escasa imaginación, pero sobre todo, por esa "chilenitis" que exilio, residencia y familia no amenguan.
La otra anécdota es la opinión que escucho en un programa radial. Ello a propósito del litigio por el triángulo derivado del Hito 1. Uno de los panelistas -ignoro si como "talla" o convicción- expresa; "no es Perú el problema, sino los peruanos". Quedo ¡plop! como diría Condorito. No tuve ánimo para telefonear a la emisoram para manifestar "Exijo una explicación".
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