Los líderes indigenistas de mi
país blufean con el dato de disponer de un millón de
mapuches. El censo verifica que apenas alcanzan los 600 mil. El
proceso urbanizador los ha ido mermando. Ya en la metrópoli –sea Santiago o Concepción-
el mapuche no se aghetta, sino se “arrejunta” , es decir, contrae matrimonio
con criolla, Esta, seguro, es mestizoide y ostenta apellidos hispanos, pero la
piel aceitunada, labios gruesos y ojos tirantes –“achinados”, dirán otros- denuncian el ancestro amerindio. De ambos proviene una prole cuyos nexos, con la remota patria aborigen de su
progenitor, tienden a diluirse. Son ya "champurrias".
En el plano continental el
subcomandante Marcos adoctrina a los chiapanecos en la noción que son la
continuidad del Imperio Maya… Nunca existió tal entidad política. Lo que
quedaba a la llegada del conquistador son vestigios de una pujante civilización
que, por motivos no esclarecidos, entra en menguante antes de 1492. Por tal
motivo el EZLN en Ciudad de México al dialogar con los representantes del
gobierno en el acto inauguratorio despliegan una bandera de México. El
sortilegio mayalátrico no había echado raíces. El mexicanismo se impuso.
Aquella era una insurgencia agrarista tanto así que exalta como emblema a
Emiliano Zapata.
En todo el contexto
iberoamericano –abarcando, obvio, a Brasil, pese a los pujos indolátricos de
Paulo Freyre, en la antípoda del
antropólogo Gilberto Freyre y a otro
lusoamericano Darcy Ribeyro- la población apenas alcanza el 5%. El
impacto mixturador ibérico impresiona. Su único equivalente es la expansión
arábiga. Los jinetes de Mahoma irradian desde una desértica península –puente
entre Asia y Africa- hasta cubrir de Andalucía a Irak. La huella arabizante es
honda vía mestizaje etnocultural. Los hispanos –soldados con un promedio de 25 años-
no exterminan. En tal política no hubo filantropía, sino conveniencia, pues necesitan mano de obra.
El holacausto aborigen es un
“holocuento” usado por Bartolomé de las Casas para obtener protección de los
aborígenes. Su doctrina tuvo tres efectos, se imponen leyes preservadoras de
los DDHH, se traen africanos y de lo expuesto se aprovecha Ámsterdam y
Londres. Ello para generar lo que se denomina la Leyenda Negra que a su vez
usan los emancipadores –la inmensa mayoría blancos y terratenientes, biznietos
de encomenderos y de conquistadores- para legitimar desde 1810 esa ruptura con
Madrid. La muchedumbre mestiza es carne de cañón en las guerras
independentistas y no pocos indígenas apoyan a la Corona.
Ese 5% -concentrado en Ecuador,
Perú y Bolivia- genera histeria. Si ayer la moda es negar –y renegar- el
ancestro aborigen y aun más juzgarlo un factor –o la causa- del subdesarrollo
ahora se pasa al otro extremo y se presenta como lo único originario. 400
millones de iberoamerindio –de la noche a la mañana- se convierten en extranjeros.
Gobiernos “progres”, por populacherismo, generan, por decreto, colectividades que son piezas de museo. En virtud de la alquimia jurídica
obtienen existencia. Como se ofrece auxilio financiero otros –mestizos
decantados, es decir, terminales- gestionan “patente” de indios para
obtenerlos. Oportunismo amonedado…
En el fondo hay fuerzas
subterráneas que operan para pulverizarnos. Ya resulta insuficiente el
laberinto en que se metiera Bolívar… Muere atormentado por la anarquía que destruye
la Gran Colombia y atomiza nuestra América que fuera una durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Ahora la meta es triturar
los jirones de esa patria grande. No basta con inventar Estados como Granada y
Belice y hasta planear the Republic of
Falkland´s Island. Quieren más: la república quechua, la aymará, la
araucana… Los “pluris” -muy arrellanados en las butacas de la Asamblea
Constituyente en La Paz- anotan, en la nueva Carta, 36… Es un notorio afán de suicidio.
El actual intendente Francisco Huenchumilla Jaramillo ha hecho una labor de revisionismo histórico notable. Denuncia la Pacificación de la Araucanía como masacre perpetrada por el Ejército de Chile apenas finalizada la Guerra del Pacífico. No sólo eso, sino que juzga torpeza la política de fomento de la inmigración europea impulsada por los gobiernos liberales del siglo XIX para reemplazar la barbarie mapuche por la civilizaciòn europea. Explica: "los traen al sitio menos apropiado y en el peor momento". A horcajadas de sus opiniones que sin duda vulneran no menos de tres tabúes hay insistencia en convertir Chile en Estado plurinacional.
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