“Cada
documento debe expresar Intendent-A”, ordena una funcionaria. No conozco la norma gramatical, pero ya
antes hubo polémica por eso de President-A. Ignoro si se usa gerent-A. Lo
tangible: afán desorbitado por hablar y escribir femenizando términos. Es frecuente eso de "chilenos y chilenas". Es la
paranoia “del género”.
No está bien ni mal, sino es la moda. Como tal “no
incomoda” y más que eso arrolla. No
obstante, considero –sin ánimo de confrontación- que todo exceso es grotesco.
Tanto como empeñarse en imponer –por pueril revancha- el masculino de dentista,
periodista, cronista, anestesista, cientista, cuentista, poeta...
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