Me apropio -otra vez, un instante- del
título de obra de Vicente Pérez Rosales. Ello para evocar una jornada de
pugna por la rectoría de la Universidad de Chile. Aquello es -si la memoria no
me traiciona- en 1972. Existían varias postulaciones. La opuesta al Presidente
Allende es de Edgardo Boeninger -hasta ayer senador bacheletista- y la gubernativa, la
de Felipe Herrera. Había sido "amnistiado" por la UP y ya no lo
apodaban Felipe "Dólar" quizás recordando su gestión como
Presidente del BID. Existía otra candidatura: la de Andrés Pascal
Allende. Representa al MIR y otros grupos de la ultrazurda.
Se proclama a dicho personero -sobrino del Presidente de la República- en el Aula Magna del Campus Macul. Profiere encendida arenga en la cual exige poner fin a "las concesiones a
la burguesía y establecer el poder obrero-campesino". Ello supone "excluir a los académicos contrarrevolucionarios y fascistas".
No estoy con Boeninger, sino soy herrerista. No obstante, pido la palabra para
enrostrarle lo peligroso que es eso de exonerar a quienes discrepan
con el régimen allendista. Le consulto ¿qué individuo u organismo decidirá quien es y quien no
es contrarrevolucionario? ¿Qué comisión, tribunal, Comité de Salvación
Pública determina la calidad de "fascista" de un colega?
La respuesta es "el pueblo
decide" . Se aludía a una entelequia. Una porque el "pueblo", es
decir, la ciudadanía estaba escindida y además porque como tal carece de
representación jurídica. Peor aun, es extraño al
"demos" universitario. Concluyo -sin que por eso la controversia
concluya- en que esa suerte de exoneración por la izquierda que exigía Pascal
Allende era fascismo escarlata. No habían pasado 10 meses y el cuartelazo de
las FFAA tumba a Allende. Las bravuconadas de los ultras no se expresan en
resistencia armada. Aquellos de "avanzar sin transar" mutan la consigna por "huir sin parar". Se sabe, los esbirros de Pinochet purgan los
claustros.
Si bien es cierto lo sustantivo para los nacionales es la
"soberanía" no parece conveniente aniquilar la
"democracia". Es cierto que eso de los DDHH es usado por el
imperialismo extranjero y los cipayos internos como "cortina de humo"
para aceptar como ineludible la dependencia externa. Sin embargo, el
principio según el cual debe gobernar la mayoría sobre la minoría y la
minoría debe tener garantizada su existencia y posibilidad de fiscalizar al
Poder Ejecutivo son valores civilizados y civilizadores irrenunciables. Lo otro
es el III Reich de Hitler, la URSS de Stalin o la Cambodia de Pol Pot. Comienzan liquidando enemigos y
finalizan "reventando" disidentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario