La penetración de EEUU no es ficción. Existe y le oponemos resistencia. El PC lo combate sea aquí y en todo sitio. Sin embargo -y esto indigna porque es una intolerable "chuecura"- estuvo, sin tapujos ni silencios, al servicio de otro imperialismo. Su condición de lacayo empuja a su jefe -Luis Corvalán- a identificar a los afiliados como "soviethinchas". Eso explica que abominen de Tito y su Yugoeslavia soberana en 1948. También, por cierto, apoyan, en 1956, al Kremlín cuando masacra a Hungría. Aplauden el aniquilamiento de ese país que pretende democratizarse y rescatar su autodeterminación. 12 años después los tanques rusos aplastan "el socialismo con rostro humano" que encabeza Dubcek. Gladys Marín lidera, entonces, una de las cuatro columnas de "militontos" y simpatizantes que marchan en Santiago coreando el estribillo "¡Checo, comprende, el ruso te defiende!".

Aprovechando, en 1939, el Pacto Molotov-Ribentrop -por cierto justificado por el PC- el Kremlín fagocita la mitad de Polonia, las repúblicas balticas e intenta -fallidamente- ocupar Finlandia. Pregunto ¿eso acaso no es imperialismo? En la Guerra Civil de España el PCE apoyado en la GPU -policía secreta de la URSS- intenta apoderarse del país y mientras exterminan a quienes -aun siendo republicanos- se oponen a sus afanes de monopolizar el poder. Podríamos extendernos en enumerar episodios en que el Kremlín -aprovechando sus FFAA, servicios de inteligencia y a los "soviethinchas"- trata de extender sus tentáculos igual que EEUU. Esta es la raíz de la Guerra Fría que también envuelve a Chile hasta hoy. Los mil días de Allende, la tragedia de 1973 y el desmoronamiento de Pinochet no son hechos insulares. Están ligados al pleito por la hegemonía del mundo de dos imperialismos.
Los "soviethinchas" y "compañeros de ruta" -conocidos como "tontos útiles"- aplauden las "proezas" imperialistas de la idolatrada Rusia -patria universal de los trabajadores- . Publicaciones como "Visión humana y política de la URSS" de César Godoy Urrutia y "Del Mapocho al Vístula" de Joaquín Gutiérrez son apenas dos apologías. Recuerdo haber acudido -oh, ingenuidad veintiañera- al diario "El Siglo" solicitando se publicara una opinión crítica. Tras el escritorio de director José Miguel Varas, director del rotativo, con su rostro de cemento, impávido, miraba sin ver y oía sin escuchar a quien cuestiona al Kremlín. Mi opinión -a priori- es simple herejía.. Ni que hablar de Neruda y sus alabanzas en verso a ese imperio eslavo o a Teitelboim cuya pluma posee el estilo Gunga Din. Conclusión, es falso el antimperialismo del PC. Tan falso como atribuirse una centuria de historia cumpliendo sólo 90 años. 90 al servicio de una potencia extrajera.
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