miércoles, 7 de octubre de 2009

DIA DE LA HISPANIDAD: REPLICA A CUESTIONAMIENTO


Es cierto, la oligarquía se apropia de conceptos como"patria" e "hispanidad". No me cabe duda que se atrinchera tras ellos para perpetuar una sociedad dolorosamente escindida en clases y una república encadenada al imperialismo. Lo mismo podríamos anotar al referirnos al Servicio Militar Obligatorio y al pabellón patrio añadiendo el Himno Nacional. Ante esta instrumentalización astuta hay dos estrategias.

Una, proclamarnos internacionalistas y juzgar que somos "ciudadanos del mundo proletario" . A renglón seguido, impulsar la campaña por la objeción de conciencia y reventar la tesis de la nación en armas.La guinda de la torta: reemplazar la bandera -allá albiceleste y aquí tricolor- por la roja que representaría la revolución mundial y agitarla mientras se corea "La Internacional"... Se rechaza esa estrategia y no sólo porque ha fracasado.

Hemos escogido otra. Juzgamos que no hay Patria sin pueblo y nosotros los contestatarios somos los patriotas y ella –la oligarquía- demoentreguista. Necesitamos FFAA y exigimos que adhieran a la tesis de los libertadores. El uso doloso del patriotismo es patrioterismo y la hispanolatría usada por la clase alta encierra nostalgias virreinales con encomienda, pongueaje y títulos nobiliarios, en cambio, para CEDECH es el rescate de la semilla originaria de 20 pueblos.

La superación del complejo de inferioridad que afecta a la nación iberoamericana sólo se supera con un nacionalismo hondo y ancho que aglutine en lo vertical a diversas clases damnificadas por el atraso y la dependencia y en lo horizontal ligue a nuestras repúblicas comenzando por las del Cono Sur. Esa es la ruta del ABC, los EEUU andinoplantenses y hoy del MERCOSUR. Mas, no basta lo polítítico y lo económico, se requiere de una idea-fuerza.
Esa idea-fuerza se origina en lo raigal. En el fondo de la noria la napa es la Hispanidad que -dicho sea de paso- no es la "españolidad", sino ingredientes claves como comunión de sangre, lengua y fe. Son esos componentes los que proporcionan un fundamento común a 400 millones que somos producto de colosal mestizaje aun no decantado. Lo nacional no es lo puramente argentino o lo sólo chileno, sino esa peculiar mixtura iniciada en 1492.

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