lunes, 14 de diciembre de 2009

EL TAMAÑO DE LA NACION


País se define como territorio. Estado es una estructura políticoinstitucional. Patria, sentimiento de pertenencia a un terruño. Nación es conglomerado con comunidad etnocultural. Estamos ante cuatro conceptos, respectivamente, geográfico, jurídico, psicológico y sociológico. Se tolera su uso como sinónimos solo como licencia literaria, pero resulta penoso e invita al desconcierto fusionarlos. Esa mezcolanza "sin pies ni cabeza" nos precipita al lóbrego laberinto en que se encapsulan Santander, Páez, Flores, Castilla o Portales. Estos personeros -después de la Independencia- desmenuzan, es decir, "balcanizan" nuestra América.

Si se concuerda con el concepto de nación tal cual lo defino se puede concluir que las tres fronteras de Chile son interestatales y no internacionales. Así también se modifica la naturaleza de las confrontaciones armadas con Perú y Bolivia. Entonces sólo tendría legitimidad el nacionalismo iberoamericano, pues si bien hay 20 países, 20 Estados, 20 patrias, la nacionalidad es una. Ello obliga a reinterpretar 200 años de historia en la cual 20 repúblicas constituyen un archipiélago y no un continente y en cada una de las cuales se enseña a la infancia a concebir a los vecinos como extranjeros y, si son vecinos, enemigos.

Desaprender aquello de que "el Estado es la nación jurídicamente organizada" es tarea difícil. Tampoco es fácil aprender el concepto sociológico de nación como núcleo dotado de común sangre y cultura con una macroidentidad. Ello es clave en la operación rescate de un "posto sotto il sole" para 20 colectividades -por ahora- afectadas de etnocentrismo respecto a la república vecina y de complejo de inferioridad frente a las megapotencias. La acción integradora debe examinar estos enfoques. Los académicos hipnotizados por lo foráneo o intoxicados de patriotería aún no asumen la tarea, menos los políticos enfermos crónicos de "candidatosis".

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