Cerca de Smolenko -ciudad rusa- 22 mil polacos son asesinados. No es chiste, 22 mil. La mayoría oficiales y también académicos, sindicalistas y sacerdotes. El sitio es Katyn, un área boscosa, La macabra "travesura" es adjudicada por Moscú al III Reich. No había tal. Hoy el Kremlin desclasifica documentación que verifica: el genocidio es producto del terror de Estado impuesto por Stalin y su camarilla. Los "soviethinchas" -Lafertte, Corvalán, Marín y Cía. Ltda.- jamás protestaron por esa masacre, una de los mayores atropellos de los DDHH derivados de la II Guerra Mundial. Otros, por cierto, son Dresden, Hiroshima o Nagasaki, para citar solo algunos. No obstante, la ejecución masiva de la élite de Polonia constituye un crimen que también enloda a los afiliados y compañeros de ruta del comunismo "criollo" ¿Tendrán el coraje cívico de afontar un mea culpa por encubridores de la gran estafa? Lo dudamos, pues poseen rostro de cemento como José Miguel Varas o hipocresía sibilina como Volodia Teitelboim.
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