lunes, 10 de mayo de 2010

U: LA INVESTIGACION



Error frecuente expresar de un catedrático: «es profesor e investigador». Ello porque en el ámbito universitario -en mayor o menor medida- cada académico debe asumir tanto responsabilidades de enseñante como de científico. La U no sólo prepara para el ejercicio de las profesiones -aquello denominado por el vulgo «carreras»- sino también «hace ciencia». Un genuino catedrático asume -aunque sea en cuotas no equivalentes- tareas en ambos ámbitos sin dejar de lado el compromiso difusional. Una U sólo profesionalizante, es decir, que asume apenas la función docente, no alcanza el rango de tal. En las Facultades, acorde a la recta doctrina, cohabitan las escuelas que enseñan profesiones y los institutos que investigan. La enseñanza se revivifica de modo permanente en virtud de ese quehacer científico. Investigar es responsabilidad no del estudiante, sino del académico. Tal labor supone preparación e interés en cierto problema que se requiere resolver. El compromiso crece si es full time.


Ahora bien ¿qué investigar? Ante la interrogante brota la querella entre quienes anhelan ciencia al servicio del país y otros para los cuales la ciencia sirve a la ciencia misma. Es el contrapunto entre ciencia aplicada y ciencia pura. Andrés Bello -ya en el discurso de instalación de la U de Ch- sugería la conveniencia de investigar lo patrio. Chile -sostuvo- sólo contribuirá a la ciencia mundial si indaga lo criollo. Pareciera que entre una ciencia alethocéntrica y otra sociocéntrica la segunda opción es la correcta. La postulación bellista no siempre es atendida. Las «memorias», es decir, las tesis de titulación o graduación, la vulneran. El pecado es doble porque se investiga lo exótico y no lo autóctono y también se investiga lo ya investigado. En otra esfera lo frecuente en nuestros investigadores es adscribirse al principio de la ciencia alethocéntrica. Si carecen de recursos -lo que es frecuente- se matriculan en proyectos monitoreados desde UU primermundistas que los proveen de grants. Se emancipan del compromiso con la ciencia sociocéntrica y, sin embargo, succionan recursos criollos. Estamos ante un quehacer científico cipayo, es decir, al servicio de mega potencias... otra manifestación de dependencia externa.

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