miércoles, 21 de julio de 2010

"HUASOLOGIA"



Si el roto es el típico personaje urbano, el huaso lo es del ámbito rural. Es el otro paradigma de la chilenidad. Su doble valoración denuncia nuestra crisis de identidad. Cosecha aplauso y se le juzga gallardo y dadivoso. En la vida cotidiana es sinónimo de grosero y tosco. Se escucha eso de "huaso bien plantao", pero es más frecuente oir aquello de "huasteco", "huasamaco" y el solapado desprecio que encubre la frase "es muy huasito". Hay, por cierto, huasos de chamanto y espuelas de plata y otros de ojota y "pata rajá", pero a decir verdad, unos y otros -en su maridaje con el agro- son huasos.

Lo estudian, ayer, Tomás Lago y, recientemente, René León Echaiz y Alberto Cardemíl. Coinciden en empalmarlo con el Valle Central y, de modo particular, con Colchagua. El origen de la palabra -igual que roto- denuncia nuestro origen mestizo. Podría derivar del quechua y su significado: jinete. También se alude al andalucismo "guasa" que significa "pesado" y "gracioso". Otra hipótesis lo derivan de "guacho", también vocablo aborigen, que designa al párvulo sin padre. En las Escuelas de Sociología se desconocen las obras citadas. Allí, a la rastra, se "cabecean" con Parson y Gibbson.

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