El 20 de enero es el Día del Roto. Así -usando como fachada al personaje típico, aquel al cual se atribuye un abanico de vicios- se evoca la batalla de Yungay con la cual finaliza la guerra de Chile contra la Confederación Perú-Boliviana. El «roto», es decir, Juan Verdejo, es carne de cañón en aquel choque armado. Lo usan los "blanquitos" para ese menester no sin antes intoxicarlo de xenofobia. Aquella reyerta se inicia en 1835 y culmina en 1839.
HOMBRE DEL DESTINO
HOMBRE DEL DESTINO
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Andrés Santa Cruz dispone de contundente prestigio. Aglutina «los Perúes» y gravita sobre el Cono Sur. Sus esfuerzos integradores los desbaratan las bayonetas de Manuel Bulnes y Ramón Castilla. Ello desmorona el experimento crucista. Aquel conflicto de Chile contra Bolivia y Perú es una guerra civil entre desmembradores e integracionistas. Chilenos como Diego Portales, peruanos como Agustín Gamarra y bolivianos como José Ballivián están en la trinchera fragmentadora.
CRUCISMO CHILENO
La infausta conflagración es el preludio de la Guerra del Pacífico estallada 40 años después. El gobierno de Chile impulsa el ataque. Sin embargo, tropieza al interior del país con resistencia. Académicos y uniformados simpatizan con el Supremo Protector. El cuerpo expedicionario acantonado en Quillota y próximo a embarcarse al Perú se insurrecciona. El pronunciamiento aborta. No obstante, los insurrectos, encabezados por José Antonio Vidaurre, fusilan a Portales.
O’Higgins quien vive en el «transtierro» peruano es otro enemigo declarado de esa política agresiva. La apostrofa como "la guerra portalina", deplora el derramamiento de sangre fraterna que implica, mientras defiende el derecho de integrarse como un todo al Alto y al Bajo Perú. En suma adhiere al integracionismo del Mariscal de Zepita. Otro héroe de la Independencia, Ramón Freire, es también crucista.
BALANCE TRAGICO
Yungay es el colofón de aquella guerra civil entre conosureños. Las internacionales son pocas. Ni la guerra de la Independencia lo es. En la emancipación se confrontan españoles europeos y españoles americanos. Aún más, unos y otros están escindidos entre absolutistas y liberales. En cambio, sí son guerras internacionales la yanqui-mexicana entre 1835 y 1848 y la guerra entre anglo-argentina por Malvinas en 1982.
Las batallas entre paisanos se conmemoran, por ejemplo, Concón y La Placilla, y no se celebran. Son invitación a meditar y no motivo de jolgorio. Por eso en cada 20 de enero para los chilenos genuinamente patriotas no hay Fiesta del Roto Chileno, sino motivo para homenajear al estadista Andrés Santa Cruz. Lo evaluamos: un ilustre bolivariano tanto como el coronel Vidaurre fusilado por la espalda por "traidor", pero que se estima hoy un héroe.
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(*) Extracto de libro en preparación. Se inserta a propósito de visita del Presidente de Perú a Santiago la cual es coincidente con la fecha.
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