El humalismo se inspira en el general Andrés Avelino Cáceres. Es un militar que -en la Guerra del Pacífico (1879-1883)- no capitula. El contexto: el ataque armado de Chile -por encargo de Gran Bretaña- a Perú y Bolivia. Este soldado emplea, en su país ocupado, la guerrilla. Se apoya -igual que el estratega vietnamita Giap- en el campesinado serrano. Con ellos organiza brigadas partisanas. Ello mientras las elites blanconas de la capital y de las ciudades se acomodan al nuevo orden impuesto por el gauleiter Patricio Lynch, veterano al servicio de SMB en la Guerra del Opio y representante de La Moneda en Lima. El recuerdo del emblemático caudillo entusiasma a la juventud castrense peruana. Ollanta se inicia siendo teniente en una logia de cuartel proclamada etnocacerista.
Postula II oportunidad a la Presidencia del Perú. Ya en retiro funda el Partido Nacionalista. Hoy reaglutina sus equipos en la coalición Gana Perú. Su programa, manifiesta, es netamente peruanista con proyección suramericana. Se inspira tanto en Haya de la Torre como en Juan Velasco Alvarado. Manifiesta su interés por articular un bloque con Bolivia. Suya es la frase: "Hemos estado unidos casi 2 mil años y separados 180. Yo pregunto ¿qué pesa más?". Promueve también la armaduría de un bloque andino los dos Perúes más Ecuador. Ha desmentido el revanchismo respecto a Chile e igual que La Paz señala a la oligarquía de Santiago y no al pueblo chileno como impulsora –en complicidad con Londres- de aquel fratricidio cuyos recuerdos y secuelas divorcian tres patrias.
Humala agita el lema: "No soy de izquierda ni de derecha. Soy de abajo" . Con ello desconcierta a los politólogos europeizantes. Hace referencias en sus discursos a Martín Luther King y al Mahatma Gandhi. No se equivoca para nada. El líder afroyanqui impulsa los Derechos Civiles que dan dignidad a la población estadounidense de origen africano y el apóstol hindú es un nacionalista que descoloniza la India expulsando al Reino Unido. Tras los afros humillados y los hindues independizados están los millones de cholos. Estos -igual que los rotos- son extranjeros en su propio terruño. La campaña en que está comprometido el coronel es la liberación de nuestro “mundo ancho y ajeno”. Cambian los símbolos, pero la sustancia es la misma: el popularnacionalismo.
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