Carlos Andrade Gywitz daba Derecho Constitucional a los alumnos del Campus Macul (U de Ch) que nos preparábamos -hace ya medio siglo- para convertirnos en docentes de Historia. Tal cátedra se juzgaba importante porque también enseñaríamos Cívica en los liceos del país.
Exponía sin apuntes, pautas o fichas. Su conocimiento le fluían con claridad meridiana. No es lo único recordado... Exigió aprender la Constitución entonces vigente, según manifestara, "de memoria y de atrás para adelante y de adelante para atrás". Como si fuese poco agrega"la necesito cantada".
Aquello desagradó... Ya en el colegio nos habían maleado en orden a que memorizar era "anticuado". Sin embargo, todavía existía el rigor y comenzamos la lectura, la comprensión y la retención de la Carta. Varias jornadas después lo imposible se hace realidad. Se maneja el texto acorde a la exigencia.
Sobre la marcha se perfecciona la dicción, se incrementa el léxico, se alcanza desplante, en suma, se crece académicamente. Al fallecer lo evocamos con gratitud y recordar algo olvidado hoy por expertos y "ciruelas": "el esfuerzo engrandece y la pereza nos torna pigmeos".
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