La
frase suena a desprecio o desencanto. Encierra "quiebre de motivación de
pertenencia". Es un lugar común que manejan "muy priscos" -
entre otros- los miembros de la clase política. Parecen príncipes austriacos
fastidiados de la ordinariez de una república "sudaca". La
"gente linda" del siglo XIX - aquellos trasplantados descritos por
Alberto Blest Gana- la difunden. Al regresar de París se sienten desadaptados.
No empalman con el terruño atrasado y mestizo. Entonces la pronuncian con
desdén. Hoy se usa de "capitán a paje".
Como
adversarios del fatalismo juzgamos posible erradicar ese deprimente giro del
discurso. A la locución de marras, síntoma de complejo de inferioridad, se debe
replicar con beligerancia "Nuestro
país”. Quienes nos cuestionen, pues usen la expresión "El país...”, pero luz roja a aquello de "Este país..." No se trata de implementar un complejo de
superioridad, sino simplemente de recuperar la normalidad psíquica que pasa por
aceptarnos tal cual somos, es decir, hijos de Chile que amén de territorio es
patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario