lunes, 13 de junio de 2016

MONARQUIAS EN IBEROAMERICA

Se cree -quizás por el influjo de la Revolución Francesa (1789)- que el Nuevo Mundo, desde la emancipación, es republicano. Ello no es efectivo. Efectivamente, apenas diluido el peligro de la restauración borbónica se fundan repúblicas. Sin embargo, la monarquía como esquema de gobierno continúa vigente. Etimológicamente es el gobierno vitalicio de una persona que ciñe corona y esgrime cetro con hijo que. a su deceso o abdicación, ocupa el trono y hereda el poder absoluto o limitado. Hoy tal fórmula de gobierno -sólo para eferirnos a Europa- posee vigencia en los Países Bajos, España, Gran Bretaña y Escandinavia también conserva vigencia en Iberoamérica.

México es patria de dos Imperios. El de Agustín de Iturbide (1822-1823). Este militar consolida la soberanía del finalizado Virreinato de Nueva España, Contiene la inestabilidad política y esquiva la maniobra de Washington en orden a desmembrarlo. Se derrumba y se vuelve a ensayos republicanos. En 1864 -a horcajadas de la intervención militar francoespañola- nace el el II Imperio  mexicano. Lo representa el archiduque Maximiliano de Austria. Soporta la oposición de Benito Juarez. Se desploma en 1867. Ha finalizado la Guerra Civil norteamericana: La Casa Blanca vuelca entonces su apoyo a la guerrilla juarista. El emperador es derrotado -e igual que a Iturbide- lo fusilan. 
Cetro y corona: símbolos de la monarquía junto con el trono

Aunque Haití es el primer país emancipado de la tutela europea y pionero de la fórmula republicana ensaya, posiblemente imitando a Bonaparte, un Imperio. Dura un decenio de 1849 a 1859. Lo personifica el militar Faustino Soulouque con el título de Faustino I. Otro Imperio cuyo prestigio y solidez, obvio, supera a los ya enumerados es Brasil. Permanece de 1822 a 1886 bajo una monarquía que la emblematizan  Pedro I y Pedro II. Se supone que ese poder central fundado por la dinastía Braganza evita la fragmentación de Lusoamérica dando al país la gravitación que ostenta ayer y hoy. 

En el Chile meridional -también por influjo de Napoleón III- entre 1860 y 1862 surge una monarquía. Como titular del Reino de la Araucanía y la Patagonía aparece Aurelio Antonio I. Santiago lo denuncia como perturbado mental y lo deporta. En la Francia actual hay quienes se proclaman herederos de este efímero rey francomapuche. No son pocos los ideólogos del siglo XIX que propician reinos o  imperios. Ello sustantivamente para contener el caos y también el desmembramiento de un mundo que nace unificado y con la Independencia se atomiza. Después de la batalla de Ayacucho hubo quienes anhelan proclamar a Bolívar emperador ¿estarían equivocados?       

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