CARLOS ALTAMIRANO
Todo muerto es un santo, Así lo juzga nuestra sociedad, Ayer no más un Alan
García, un pillo de 7 suelas, era objeto de llorones homenajes en Lima. El velorio de
Trujillo es rubricado por las lágrimas. Otro tanto ocurre con Gladys Marín. La necrofilia
es generalizada. Ello impide observar con objetividad las crímenes y torpezas que
los difuntos han perpetrado.
Imposible olvidar como la postura ultra de pitucos de la estirpe de Altamirano, de
y Enríquez exhibían durante las horas postreras de la UP. Ellos empujaron a Allende
al precipicio y pavimentaron el camino a la irrupción de las FFAA el ll de septiembre.
Ningún. o casi ningún, de los termocéfalos es reprimido. Las "habas que se comío
el burro" se las come el pueblo allendista.
Los otros, aquellos que convocavan a la "guerra sin cuartel contra el imperialismo y
la oligarquía" escaparon "libres de polvo y paja". Regresan 17 años más tarde - para
administrarla resurrecta democracia. Varios se albergan en embajadas
extranjeras ya en la víspera del "11" Altamirano huye con el apoyo de la policía de
de la RDA. Disculpen los necrofilicos, pero no me presto para mascaradas.
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