Chile, en el siglo XIX, vive seis guerras. Mientras el XX es una centuria pacífica la anterior es
eminentemente bélica.
Los conflictos armados se enumeran a continuación.
1) las guerras de la Independencia (1814 a 1818)
2) la contra la Confederación Perú- Boliviana (1835-1839)
3) la contra España (1866)
4) la Guerra del Pacífico (1879-1883)
5) la "Pacificación" de la Araucanía (1883-1884)
6) la Guerra Civil de 1891
Los textos, las aulas, lo medios fijan su atención sólo en la 1 y la 4. Sólo ahora hay referencias al genocidio de Arauco y se trata de olvidar el conflicto 6 que implica 10 mil bajas y el suicidio del Presidente Balmaceda.
La atención se centra principalmente en aquellas conflagraciones por la emancipación. El 18 de septiembre es feriado y se festeja durante varias jornadas. De allí se pasa al conflicto iniciado en 1879. El 21 de mayo -aniversario del combate naval de Iquique- se consagra como la fecha en que el Jefe del Estado informa de su gestión al Parlamento.
En el imaginario colectivo no se distingue entre la Guerra contra la Confederación y la del Pacífico. Ello pese a la Canción de Yungay y a la Fiesta del Roto chileno. Como los adversarios son los mismos se cree que son una sola.
Permitaseme una reseña de uno y otro hecho de armas. Precisemos que entre uno y otro hay una grieta de cuatro decenios.
La Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, en sìntesis, es el esfuerzo del gobernante conglomerado "pelucón" capitaneado por el Presidente Prieto y el ministro Diego Portales. Están avalados por los magnates del comercio de Valparaíso. La meta de política exterior es impedir la integración de las repúblicas del norte bajo el liderazgo del mariscal Andrés Santa Cruz.
Se despachan dos expediciones a Perú y hay personeros uniformados y civiles de ese país que son furibundos enemigos del plan crucista. Se enrolan bajo bandera de Chile. De la primera es jefe Manuel Blanco Encalada. Fracasa y se suscribe un Tratado de Paz que Santiago juzga "insablemente nulo". En el intertanto se sublevan los militares chilenos que ejecutan a Diego Portales y al mismo tiempo se niegan a marchar a esa conflagración. Los encabeza el coronel Vidaurre.
La segunda expedición la lidera Manuel Bulnes y la campaña -pese a dificultades- triunfa en Yungay (1835). La confederación se disuelve. Después de variadas peripecias Santa Cruz es confinado a Chillán como prisionero. Morirá en el ostracismo europeo.
Datos interesantes: no pocos chilenos destacados -por ejemplo, O´Higgins y Freire- son crucistas. Todo el exilio chileno residente simpatiza con la Confederación. También peruanos -por ejemplo, Gamarra y Castilla- se asocian con la política portaliana y actúan contra Andrés Santa Cruz.
La Guerra del Pacífico denominada también Guerra del Guano y del Salitre estalla 40 años después. Un royalty impuesto por La Paz sobre el salitre que explotan empresas anglochilenas es juzgado por Santiago una violación de tratados entre ambas repúblicas.
Sin declaratoria de guerra Chile ocupa Antofagasta y meses después Arica. Muy pronto Bolivia se margina del conflicto y la refriega queda reducida a Chile y Perú. No obstante, perderá el Departamento del Litoral con lo cual queda privada de acceso al océano Pacífico. Es lo que corresponde ahora a la II Región.
Perú soporta cinco campañas en las cuales es derrotado. Padecerá la ocupación militar chilena por casi cuatro años y perderá Tarapacá, Arica y Tacna. Esta última le será devuelta por el general Carlos Ibánez -I Presidencia- mediante el Tratado de 1929. Chile se extiende sobre territorios bolivianos y peruanos ricos en minerales. Recuerdese el nitrato de sodio y el cobre de Chuquicamata.
Datos curiosos, las tropas chilenas no ocupan todo el Perú. Se circunscriben a la zona costeña cuyo eje es Lima y en la Sierra perdura una resistencia guerrillera que Helvio Soto rescata en la pieza de cine intitulada "Caliche sangriento".
La tropa chilena manajada por Patricio Lynch monta un gobierno peruano proclive al cese de hostildades cuyo líder es Miguel Iglesias. Avelino Cáceres, en cambio, es el líder de la resistencia guerrillera concentrada en la Sierra.
Es el fin del entrevero y el comienzo de una postguerra que dura hasta hoy y en la cual hay siempre querellas diplomáticas. En La Haya se ventilan estos pleitos entre Chile y los países sobre los cuales triunfa en aquel conflicto armado.