sábado, 7 de agosto de 2010

1973 Y EL CONTEXTO GLOBAL

Los conflictos internos que dividen a la ciudadanía y cuyo climax es 1973 poseen un contexto planetario. En los análisis suele olvidarse que de 1946 a 1998 el mundo estuvo partido en dos bloques. Surge el grupo de "los no alineados" con la tesis del neutralismo positivo Su raíz está en la Conferencia de Bandung y genera entusiasmo. Sin embargo, no adquiere gravitación. En lo efectivo, hasta la perestroika y el glasnost el mundo es bipolar. Solo con el "deshielo" de Kruschev se reduce el peligro de III Guerra Mundial .

En nuestra América -patio trasero de EEUU- los gobiernos cierran filas tras la Casa Blanca. La excepción la constituye la Cuba de Fidel que luego de una primavera tercerista termina adhiriendo al Kremlin y hasta suscribe el Pacto de Varsovia mientras instaura un Estado de Partido Unico. Un Allende electo en 1958 habría intentado un equilibrio entre ambos colosos, pero electo en 1970 le es imposible. Proliferan en los círculos de gobierno y de opinión de la UP quienes de modo abierto o soterrado están hipnotizados por La Habana y aluden con admiración al "campo socialista".

El Estado de Chile -quizás no siempre La Moneda- igual que hoy mantiene estrecho nexo con EEUU. Allende no toca el Pacto Militar. Bajo su égida se mantienen los ejercicios navales Unitas. Delegaciones castrenses viajan a Moscú y, al parecer, se intenta abastecer a las FFAA con armamento provenientes de la URSS. Agobiado por problemas económicos el Presidente Allende se entrevista con resultados nulos con Brezhnev en el Kremlin. Servicios de inteligencia estadounidenses y cubanos operan en Chile. Ya de 1970 el país está bajo la lupa del dúo Nixon-Kissinger.

El desabastecimiento y el sectarismo se vive en la calle, en los campos y en cada hogar. Es lo que Isabel Allende Bussi denomina "la locura colectiva". Por cuenta propia operan cubanos y estadounidenses. Los primeros se notan. Los otros con sus redes tradicionales pasan inadvertidos por la ciudadanía, pues -igual que ahora- integran el paisaje. La UP estima que el experimento toca techo y la Oposición incita a los uniformados a intervenir. Estos ya están -por cuenta propia- en eso. Temen un putsch de ultraizquierda que los descabece.

Allende -a las apuradas- trata de descomprimir el conflicto recurriendo a la convocatoria de plebiscito. Pocos saben de la iniciativa que la resiste la coalición que lo apoya. La Oposición desconfían de la vocación constitucionalista del Presidente porque ha vulnerado -en los hechos y en las palabras- el Estatuto de las Garantías que suscribe con la DC lo cual le permite una votación favorable en el Congreso Pleno. No ha obtenido mayoría absoluta y en ese instante no posee vigencia "la segunda vuelta". Es, el momento del golpe.

Lo ocurrido después es sabido. No amerita detallarlo. No obstante, conviene insistir en algo que nuestro porfiado etnocentrismo no capta. Ese "algo" es que Chile no es una isla. En lo acaecido en 1973 -aun más entre 1970 y 1990- se manifiestan con fuerza influjos externos. Reiteramos, EEUU -y en su vientre el Pentágono- no toleraría en el borde oeste del Pacífico sur otra Cuba. La Unión Soviética, pese a su simpatía por el experimento allendista, lo evalúa inviable, pero sustituyendola los voluntariosos agentes de Castro tratan de precipitar los hechos. Sabemos, fracasan.

No hay comentarios: