lunes, 21 de marzo de 2011

PROVOCACIONES

Las provocaciones -también se puede aludir a "pretextos"- son errores perpetrados en el campo nacional y popular. Ante ellos hay dos actitudes: se enmiendan o se niegan. Lo segundo es lo que quieren los imperialismos. Es cierto: si no existen se inventan. Siempre hay estrategias para ello. Engendrarlos es trabajos de los servicios de inteligencia extranjeros. Ello porque la guerra se da en dos planos. Uno, el primero, es el psicocultural. Es el lubricante que antecede a la ofensiva de tanques, aviones y buques. En esa esfera las comunicaciones son trascendentes. Una vez envilecido el adversario se opera en el ámbito militar.

El campo nacional y popular padece varias debacles: caídas de Perón, Arbenz, Goulart. Allende o Zelaya, invasión de Panamá por Noriega, ataque a Argentina en Malvinas o a Irak acusando de genocida a Saddam. Hay un tercer ámbito. Los triunfadores, para que el éxito militar sea perdurable inculcan a los derrotados complejo de inferioridad. Eso extirpa la revancha que germina en el alma humana inmediatamente después del derrumbe. Este segmento de la guerra, igual que el primero, opera en el alma de los vencidos. Nuevamente aparecen como clave lo mediático. El aula -recuérdese- también es un ambito de comunicabilidad.

Quienes viven la experiencia de Allende están claros. Hay complot de Nixon-Kissinger, conspiran la CIA y la plutocracia criolla. No obstante, también la Unidad Popular obsequia pretextos al imperialismo. No es el momento de enumerarlos, pero si reafirmar que entonces son influyentes quienes niegan los errores. Los menos dogmáticos argumentan: "son inevitables en todo proceso de cambio". Dentro del allendismo los que pugnan por enmendarlos son objeto de sanciones irónicas y políticas. Vara alta poseen los inquisidores escarlata que los tachan de "infiltrados". Esos miopes torquemadas de alcantarilla son los primeros en huir al producirse el pronunciamiento. Le pavimentan el camino a Pinochet.

En Libia ¿hasta que punto las extravagancia y torpezas del Khadafi son provocaciones que nutren la propaganda de la OTAN y de Washington? Resulta curioso que, en 40 años, no se moderniza el Estado a fin de establecer alternancia en el poder. En esa esfera Nelson Mandela es un modelo. Imposible concordar con quien justifica esos cuatro decenios libios aludiendo al absolutista Luis XIV. Locke, Montesquieu y Rousseau y la revolución francesa de 1789 son patrimonio de la especie. Expresarlo no es eurocentrismo. Sería como alegar que el uso del computador nos convierte en cipayos de Yanquilandia bajo el látigo de Bill Gates.

No hay comentarios: