martes, 4 de mayo de 2010

LO ANDINO


Es una identidad que está por encima y por debajo de los límites interestatales. Abarca lo sustantivo del Incario que después fue el corazón del Virreinato del Perú. Eso explica, por ejemplo, en Chile el éxito de Los Jaivas y del Inti Illimani. La política staliniana de Los Huasos Quincheros que quisieron reducir lo criollo a lo colchagüino constituyó un fracaso. La misma cueca está aquí y en los tres países vecinos. En la patria de Grau se rebautiza como "marinera". No es sólo la música y la danza escenario de reyerta. La burda riña abarca también lo comestible y lo "bebestible".

Se deplora entonces la protesta de La Paz por el charango, aunque no se puede ignorar que Evo se luce al obsequiarlo a nuestra Presidenta. Hay litigios con Bolivia por la Diablada y con Perú por el pisco y ahora por la papa. La paradoja reside en que lo controvertido, en lo esencial, empuja a la integración. Los contrincantes –intoxicados de patriotería- no visualizan que nuestras patrias poseen como sello común lo mestizo indoibérico. El charango, la papa, la empanada, el poroto, el pisco son algunos de innumerables elementos que constituyen la megaidentidad andina.

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