jueves, 3 de septiembre de 2009

ABC: ANTILLAS HOLANDESAS

En el Caribe, frente a Venezuela, están las Antillas Holandesas. Las integran tres islas Aruba, Bonaire y Curazao ABC. Son pequeñas en superficie, pero ricas en petróleo y testimonios de la piratería que ejerciera Holanda en el área. El pequeño archipiélago dependió, hasta 1975, de la Guayana Holandesa. Ese año ésta se convierte en República de Surinam con medio millón de habitantes. En Aruba hay una especie de autogobierno tutelado por Amsterdam. Se ha detectado que allí complotan los adversarios del Presidente Chávez. Sin embargo, en Caracas, me desconcierta el desinterés venezolano por recuperar esos tres enclaves insulares equivalentes allá a Malvinas. Una de las ocasiones es la conmemoración del natalicio Nº 200 de Bolívar. La iniciativa de recuperarlos cae en el vacio. Dicho de otro modo, es campana de palo. Se podrá aplaudir al Vietcong en su guerra contra el coloniaje. No obstante, ese coloniaje se tolera en casa.

Este dato quizás sea fruto de la hipnosis generada por Europa. El tema no dispone de eco en Venezuela. Se alega eso si por asuntos limítrofes con Colombia. Hay un fenómeno de fatalismo y deslumbramiento que conduce a exhibir sin chistar un mapa con tres Guayanas que son colonias. Brasil ducho en mutilar al Paraguay, en tragarse el Acre de Bolivia y convertir en provincia Cisplatina a Uruguay nunca intenta desalojar a los europeos de esas factorías que le bloquean el horizonte caribeño ¿Qué geopolítica maneja Itamarati y las FFAA cariocas que jamás las reivindican? Entonces la apatía venezolana equivale al desinterés brasilero. Se despotrica contra la España de la Colonia y festeja la emancipación, pero los tres quistes coloniales no producen ni cosquilla. Ni en la cátedra ni en la prensa hay enjuiciamiento. Menos en los parlamentos. Nuestras cancillerías callan. Se confían a retoños de euroinmigrantes o a "gente linda". Unos y otros se arrodillan ante París, Londres y Amsterdam.

En Argentina hubo quienes impulsan la guerra contra Chile por el litigio austral, pero juzgan locura la epopeya del 2 de abril de 1982. Enfrentarse con chilenos -esos ordinarios "chilotes"- ¡si!, pero recuperar Malvinas, Orcadas y Sandwich del Sur ¡no! El repliegue de la campaña descolonizadora, explican, se debe a que los británicos son superiores. Nuestro gobierno militar y también la oposición entonces en la semiclandestinidad apoyan al Reino Unido. El general Matthei confiesa el apoyo a Londres con el argumento:"el enemigo de mi enemigo es mi amigo". La única voz proargentina es la de CEDECH. Contémplese el mapa suramericano y -a propósito del Bicentenario- reflexionemos sobre la semilla psicocultural de la dependencia externa. De modo muy específico, es sustantivo investigar el por qué de nuestra esterilidad para generar una geopolítica criolla. La apatía venezolana por aquel archipiélago y el desinterés brasilero por asomarse al Caribe son óptimas motivaciones.

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