miércoles, 27 de mayo de 2015

BOKASSA, FFAA Y ANTUCO

En la década del 70 Jean B. Bokassa se convierte en Presidente de la República Centroafricana. Ejerce la dictadura y, a poco andar, se proclama emperador. La ceremonia es una mezcla de mascarada y dispendio. Este pacotillero émulo de Napoleón -entre la corona de oro macizo, la capa de armiño y los banquetes para un centenar de invitados VIPs- se gasta la mitad del erario. Ello contrasta con un país cuya población es indigente y, en grado de miseria, supera a Haití. El fenómeno permite convertir esta tragicómica ceremonia en paradigma de cómo las elites se deleitan dando la espalda a sus pueblos.

Nuestra América -antes de Bokassa- ha vivenciado el dicho síndrome. No solo por la abismal desigualdad entre pobres y acaudalados, sino porque el mismo Estado, en su afán de maquillarse de "moderno", imita a Europa en la exterioridad. Esto no es de ahora, sino una constante. Capitales cuyo centro rebosa de edificaciones suntuosas, orquesta sinfónica y elenco de ballet, pompa de cancillería y palacios donde funciona el Parlamento y la Corte Suprema de Justicia... En suma, puro estuco y a pocas cuadras la pobreza y la desesperanza, el anillo periférico donde imperan el pauperismo, la vivienda precaria con hacinamiento el delito y la droga. 

Los muertos de Antuco
Hoy se alude a un plan de modernización de nuestras FFAA. Las inversiones son colosales. Aeronaves, fragatas, submarinos nucleares y tanques. Todo "supertop". Además, tropas a Puerto Príncipe. Si el cobre alcanza alto precio ¡mejor! Se gasta y con frenesí. Total: el Fisco paga. El amargo contraste: enrolamiento restringido, "rancho" deplorable, exiguos salarios al personal de planta, equipos e indumentarias inadecuados ... En suma, tropa “tercermundista” y en la cúpula el despilfarro y, se supone, las "coimisiones". La clase militar padece el síndrome Bokassa así lo verificaría la hecatombe de Antuco.

Hace diez años una sesentena de conscriptos de madrugada inician marcha de madrugada y son atrapados por una nevazón. Muere medio centenar de esa tropa integrada por hijos de nuestro pueblo campesino. Con desayuno magro y vestuario de primavera marchan de un punto a otro desde el volcán Antuco hasta un refugio. La lluvia blanca los congela. Es uno de las mayores catástrofes que afectan a nuestras FFAA. En estos días se conmemoró el 10ª aniversario del doloroso hecho. Es imposible -como se manifiesta-  no reseñar el significado del síndrome de Bokassa.

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