lunes, 5 de octubre de 2009

ENGRINGAMIENTOS

Se analiza el "spanglish", es decir, la presencia de anglicismos en nuestro castellano. Algunos son pura siutiquería. Hay diversas otras manifestaciones de lo siútico. Abarcan toda la pirámide social. A modo de anécdota: si un becario soltero que hace doctorado en Europa o EEUU contrae matrimonio con una "gringa" cosecha el aplauso familiar. El abuelo sentencia: "así se mejora la raza". La recién llegada será abrumada de atenciones para convencerla, según Chito Faro, "como quieren en Chile al amigo cuando es forastero" (inaplicable lo anotado a los inmigrantes peruanos). La clase alta es astuta: abre la puerta de sus mansiones a los euroinmigrantes exitosos. Favorece sólo en esos casos prácticas exogámicas porque así acentúa el "blanqueamiento" amén de vigorizarse en lo financiero. La clase baja -impedida de asomarse al mundo del superdesarrollo e imposibilitada de incorporar a su clan personas rubias, blancas, longilíneas y ojos claros opta por la simulación. Bautiza a los retoños con nombres extranjeros. Los obtienen de telenovelas, de la farándula o de revistas de espectáculos. Entonces nos inundan los Jonathan y las Katherine. Ciertos círculos "zurdistas" no escapan de ese afán por camuflarse. Antes del colapso de la URSS hay familias devotas del Kremlín que escogen nombres rusos como Orel, Yuri, Vasily o Natacha. Por ahí surge un "camarada" ingenioso que cree perpetrar una hazaña revolucionaria bautizando a su hija Ninel (Lenin al revés). Unos y otros menosprecian aquellos nombres criollos provenientes del santoral y homenajean a los imperios de turno. De repente, en las capas medias, se cuela una "h" colonialista y surgen las Marthas y los Christian. Todos los anotados son síntomas de nuestra crisis de identidad, es decir, ese afán de no ser lo que somos, el apetito por imitar lo exótico, el esfuerzo inútil por mimetizarnos de europeos... De allí deriva eso que los chilenos son "distintos, distantes y superiores" a los demás latinoamericanos y la estrambótica superchería de ser "los ingleses de América del Sur". Suma: parodia siútica de lo gringo.

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