miércoles, 14 de octubre de 2009

TV E IDIOMA


No se promueve un castellano relamido y amanerado. Lo solicitado es que los "rostros" de la "tele" eviten la vulgaridad y la chabacanería en la expresión oral. Se echa de menos un Julio Martínez, un Raúl Matas o un Juan Ramón Silva Hurtado. Sin cortapisas hoy se usan modismos callamperiles y es frecuente la deficiente dicción en diversos canales. Nadie pretende convertirlos en aulas. Sin embargo, un medio con tan alto influjo debe esmerarse en preservar nuestra lengua. Quienes hacemos docencia y periodismo gráfico, estamos siendo desautorizados por "la pantalla chica". Recuérdese que además de instrumento de comunicación, el idioma es modalidad organizadora del pensar y vehículo del sentimiento. No es sólo una trenza de fonemas sujeta a la norma gramatical. Más que eso involucra vivencia colectiva y es archivo de la memoria social. Constituye manifestación trascendente de la identidad patria. Si la TV señala que entretiene, informa y "educa" debe asumir, como compromiso irrenunciable, su decoroso manejo

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