
El PSOE brinda manga ancha a los escisionistas vascos y catalanes. Hoy el desmembramiento pareciera, al menos en la Generalitat, inminente. Los separatistas solicitan -hasta hoy sin éxito- apoyo de la Unión Europea. Esta materia no pasa por esa afrancesada antinomia "izquierda" y "derecha", sino que está ligado a la dicotomía "integración" versus "quiebre". Ya en la mismo Cataluña hay al menos un ayuntamiento que se proclamó independiente no sólo de Madrid, sino también de Barcelona. Es el cantonalismo que fragmenta. El fenómeno lo padecemos en nuestra América, después de las Juntas de Gobierno, establecidas en cada sección de los cuatro virreinatos. El fruto es el surgimiento de veititantas repúblicas enclenques y dependientes. El fraccionamiento de un país es el negocio de las macropotencias y un Kosovo soberano, modelo deplorable.
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