Pocos personajes como éste. Podrá cambiar de nombre, pero siempre es el mismo. Ahora se designa con el quechuismo "nana". En el ayer es la "criada" o la "sirvienta". Después la "cocinera" y la "niñera". La DC, en el apogeo de la "revolución en libertad", la rebautiza como "asesora del hogar". Perdura, sin embargo, aquello de "empleada doméstica" que la "patrona" con su castellano "deshuesado" denomina "l´empliá". Puede ser "puertas adentro" o "puertas afuera". Su desempeño siempre es tema de cotorreo de las "dueñas de casa".
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La criolla sueña con casarse. Ello supone "principe azul" y casa. Apenas ocupa la vivienda busca artimañas para abandonarla. Su bastón ortopédico es el personaje que anhela sea "sureña". Se escucha: "yo trabajo, ni loca pa´quedarme aquí archivada". Como se debe remunerarla se oye: "esta china indecente gana más que yo si se toma en cuenta habitación y comida". Ahora escasean, pero llegan peruanas, dominicanas o colombianas. Sorprende como empalma lo más arcaico: el servicio doméstico con lo más moderno: la liberación femenina.
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