Constituye motivo de análisis el "roto". Es el chileno estimado típico. Hay algo extraño para el lector del exterior, pues tal categoría sociológica implica valoraciones contrapuestas. Ello pareciera fruto de nuestra crisis de identidad.
Desde un ángulo, es el paradigma de “la raza chilena” para usar el estereotipo de Nicolás Palacios. Depositario, por ende, de virtudes como coraje e ingenio, patriotismo y “ñeque”. Desde otro, es el repugnante “curaito” y “chasquilla”, xenófobo y cuchillero.
Coke -seudónimo de Jorge Délano- caricaturista muy destacado- lo bautiza como Juan Verdejo Larraín. Quizo fundir en ambos apellidos los dos estratos sociales de un país entonces marcadamente biclasista. Figura durante varios decenios en "Topaze" revista de sátira política.
El dibujante lo retrata con nariz rojiza, boca desdentada, sombrerito de ala tijereteada y los pantalones sobre el tobillo. La conmemoración de la batalla de Yungay, en la cual el Chile de Portales destruye la Confederación Perú-Boliviana, se consagra como el Día del Roto.
Decenios después el "roto" es caracterizado por Pepo -René Ríos- como "Condorito", un ave de rapiña, humanizado que usa ojotas y poncho e integra el mundo de la historieta. Tiene un éxito conosureño, pues está adoptado en varios países andinos.
Del reverso negativo del roto derivan las expresiones como “roteque”, “arrotado”, “rotería”. Roto sería -insisto- sinónimo de ordinariez y grosería, de pauperismo y pereza. Padres y educadores se empeñan en erradicarlo. Nadie quiere ser “roto”.
Multitudes, sin embargo, suelen “mostrar la hilacha”. Pasa lo mismo que con “indio”. Se le aplaude en “La Araucana” y en la insignia del Club Colo-Colo y se le tolera en nombre de calles y buques, pero... hasta ahí no más, porque “somos los ingleses de América del Sur”.
La expresión “roto” es un enigma. Cervantes lo menciona en el “Quijote” como “el roto de la mala figura”. Hay quienes sostienen que lo originan los soldados capitaneados por Almagro, Después de la expedición a Chile regresan andrajosos, es decir, “rotos”.
Otros investigadores le atribuyen origen quechua. Derivaría de cierta ceremonia de iniciación que confería al adolescente la mayoridad convirtiéndolo en “rutus”. Sea como fuere no hay claridad meridiana que explique el origen de la expresión.
Lo efectivo es que su cara y sello es mestiza. En la materialidad dispone de piel aceitunada, ojo tirante y -en los países limítrofes- con fama de pillo. El miembro de la clase alta dispone de “facha” de caballero y no de roto lo cual significa pigmento blanco y cabello castaño..
El "roto" según Pepo. Lo nomina Condorito. |
El roto -oh, paradoja- abomina del “indio” porque se cree blanco y discrimina al peruano y al boliviano. No obstante, es notorio que coexisten en sus ancestros no sólo el hispano de la Conquista, sino también la sangre amerindia.
Sin embargo, quizás por el impacto ayer del cine y ahora de la TV los rotos tratan de ser lo que no son y usan nombre gringos para bautizar sus retoño., Si pueden los matriculan en un The Mac Chuca School. Las esposas del "roto" se “enrubian” el pelo ...
Son síntomas de la “crisis de identidad”. Hay además datos curiosos... por ejemplo ese afán de enfatizar al aludir al "roto... chileno" y también de paso al "huaso... chileno" como si otro país fuera a disputarle el título de ambos paradigmas.
2 comentarios:
Al leer sus artículos me la ala atención que sus publicaciones aparecen en Perú en el diario de claro carácter anti chileno La Razon, debo suponer que lo hacen con su autorización.
"Ser roto era una palabra sumamnente despectiva,hasta que durante la Guerra del Pacífico,cuando para diferenciarlos de los indios peruanos o bolivianos o de los cholos, se los enaltece,tanto que hay un monumento al roto en Santiago !!
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