Se discute sobre el sistema electoral. Hay defensores del binominalismo y quienes proponen el sistema proporcional. Se acusan, recíprocamente, como “perversos” y “anárquicos”. Hay, sin embargo, un dato. Las “elecciones” no son tales. Lo que existe son las “escogencias”. Dicho de otro modo, no se elige, sino se escoge. “Explique ese enfoque” exige un alumno de mi Curso de Politología. Enseño: sufragamos en el marco de un “menú” fijo, pues no es la ciudadanía la que elige, sino los partidos los que proponen los candidatos. Lejos de elegir apenas se escoge. No le echemos la culpa a la Carta de 1980. Siempre ha sido así en el marco de la denominada “democracia de los partidos”. Desde luego, es preferible a la “dedocracia” autoritarista, pero esa “dedocracia” también posee vigencia en las estructuras partidistas.
Los partidos políticos que con mayor énfasis exigen restaurar la democracia y profundizarla una vez establecida la vulneran. Un “recuerdo del pasado” son “las luchas internas”

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