La Historia de Chile se enseña como un contrapunto entre el "bien" y el "mal". Ello es nítido en la Conquista. Allí comienza la siembra de la leyenda negra denigratoria de lo hispánico. Los mapuches son héroes. Villanos, los conquistadores. Se idolatra a Lautaro. Tucapel pasa por victoria "chilena" y Valdivia es "invasor extranjero". Si se pregunta al ciudadano "común y corriente" por los antepasados aparece en su pantalla cerebral lo mapuche. Lo ibérico está excluido de sus ancestros. No obstante, los hispanos del siglo XVI, son nuestro patriciado, es decir, los fundadores del país tal cual es. Por ese motivo la moda "progre" de etiquetar a las minorías étnicas como "pueblos originarios" involucra una falacia. Cierto que en nuestra raíz están las colectividades amerindias. Ojo, no sólo los araucanos con los cuales hubo escasa mixturación. Sin embargo, al mismo nivel y en pedestal preponderante, figuran los soldados de la Corona cuyos retoños mestizos también son "originarios" y no "huincas". Los chilenos genuinos exigimos se nos valore como "originarios" porque estamos en la semilla del país. Lo otro es "apartheid" sustentado por un indigenismo que vulnera la identidad patria.
1 comentario:
CONCUERDO PLENAMENTE CON SU PLANTEAMIENTO. Saludos Atte
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