Líder estudiantil expresa; "en educación son urgente cambios profundos". ¿Quién lo duda? El problema reside en la inexistencia de un proyecto que especifique los cambios. La estructura escolar lleva 200 años de "gatopardismo", es decir, de cambiar por cambiar para que todo siga igual. Mudan las etiquetas, pero perdura lo sustantivo.
Con esto del anhelo de cambios ocurre lo mismo que con "la calidad de la educación". Permanece como una aspiración noble, pero vaga. Nadie la define. De repente alguien regresa al antiquísimo tópico de las remuneraciones de los docente. Se juzgan exiguas. Otro alude a la urgencia de disminuir el número de educandos en cada aula.
Parecieran ambas aspiraciones pobres para definir lo que debiera ser una educación de excelencia. Obvio que no fluirá de los Liceos Bicentenario que están en la programación del MINEDUC. En esos planteles al no seleccionarse al alumnado, se producirá la masificación. A horcajadas de ella viene la indolencia de los que aprenden y la mediocridad. de los que enseñan.
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